Disfruta uno de los platillos más tradicionles de México en sus diferentes verisones: de ceniza, hecho en metate y acompañado de arroz blanco
Por: Historias de comal
Cinco moles para celebrar la comida mexicana.
DE VERACRUZ, CON AMOR: EL XIQUEÑO EL BAJÍO
Carmen Ramírez Degollado (Titita), al ser veracruzana, debía tener esta belleza en su carta. Su origen, como lo dice su nombre, está en el Pueblo Mágico de Xico, ubicado en el centro del estado de Veracruz. En su pasta hay chiles mulato, pasilla y ancho; de semillas hay avellana, nuez, piñón, cacahuate, ajonjolí y pepitas, así como pasitas; para el toque frutal, lleva un poco de chocolate, plátano y manzana. Su sabor es dulce y picoso a la vez. Va excelente con un timbal de arroz rojo y ajonjolí bien tostado. Sin duda es un mole por el que vale la pena pararse en El Bajío, ya que, probablemente, no lo encontrarás en otro restaurante de la ciudad.
EL CARDENAL CENTRO
Más allá de su deliciosa concha con nata y el chocolate espumoso para el desayuno, están sus moles. De ellos destaca el coloradito, un mole oaxaqueño que se prepara con chile chilhuacle rojo, pimienta gorda, canela, ajonjolí, orégano endémico de la región, plátano macho, chocolate, mejorana y tomillo, entre otros ingredientes.
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GUZINA OAXACA
Alex Ruiz y Carlos Galán ofrecen otra posibilidad de saborear Oaxaca en la mesa. Acompaña un mole negro con un caballito de mezcal tepextate, o bien, opta por el chichilo con cordero o el famoso manchamanteles, mole dulce para acompañar con short rib.
¿Dónde?: GUZINA OAXACA Blvd. Luis Donaldo Colosio, M. 813, Residencial La Rioja, Hermosillo @guzinaoaxaca