Un bistro en el que se mezclan herencias mexicanas y francesas, con ingredientes locales: así es Lempicka, en la colonia Cuauhtémoc.
En la CDMX, todas las semanas abren nuevos restaurantes. Sin duda, se trata de una ciudad que se convirtió en capital culinaria, por la cantidad de propuestas que ofrece. Una de las últimas aperturas que más nos gustó es Lempicka, un bistro mexicano a cargo del chef Raúl Valencia, en el que probamos un mole azul de algas que no vas a creer.
Entre las cosas que identifican mejor a Lempicka está su manejo complementario de técnicas mexicanas y francesas, con ingredientes de nuestro país.
Así es como en la carta te puedes lo mismo encontrar ostiones mexicanos con una mignonette de limón, que un pecho de pato con cenizas de mole o tenderloin de res proveniente de Querétaro, con pipicha, salsa de pimienta negra y puré de papa.
Lo importante en Lempicka, según el chef Raúl Valencia, es que te la pases bien y comas mejor, al tiempo que conoces un poco más de los grandes ingredientes que se pueden conseguir en México.
El restaurante es también una galería de arte y tiene las paredes rebosantes de obras únicas, así que un gran plan es dar la vuelta por el lugar, mientras en cocina y barra van preparando todo lo que vas a disfrutar en la mesa.
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Empieza con la ensalada niçoise con anchoas frescas, así como con los ravioles de nabo con queso Ramonetti o la ensalada de melón con vinagreta de enebro y mango verde.
No puedes pasar por alto el tartar de carne de res, que llega a tu plato coronado con una yema de huevo pasteurizada, queso grana padano y caviar Mújol. También tienen siempre una pesca del día con almejas portuguesas, mejillones, salsa bouillabaisse y maíz.
Entre los fuertes más icónicos están el pecho de pato con cenizas de mole, bok choy rebozado con panko y alioli de poleo. Ésta última es una hierba que crece en montañas de Oaxaca, y que además de ser conocida por sus propiedades curativas, también aporta mucho aroma y sabor a las recetas donde se agrega.
Al chef Valencia no le da miedo experimentar. Muestra de ellos es su pescado con mole de algas (wakame, nori y kombu) pasadas por el extractor en frío, con ajonjolí, almendras, chile güero, ajo, cebolla, guanábana y espirulina. Debido al uso de este último súper food, el color del mole es azul y su sabor y textura son algo digno de probarse. Sin duda, es un plato arriesgado, pero su ejecución está bien lograda.
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No son muchos los postres que se ofrecen en la carta. Sin embargo, son perfectos para tener pocas posibilidades de elección y no fallar con ninguno. Hay unas crêpes Suzette y clafoutis con cerezas negras, chocolate de metate y chocolate semi sorbet. Nuestro favorito fue el pastel de tres leches con piñones y berries.
Si vas, tómate un tiempo especial para revisar las opciones de drinks, destilados y vinos que tienen en su carta de bebidas. Tienen un poco de todos, pero especialmente con los vinos y destilados puedes darte cuenta de que les interesa mucho que se conozcan proyectos mexicanos que valen mucho la pena.
En Lempicka el tiempo pasa despacio: entre comida y vinos que invitan a quedarse, una vista inmejorable de las obras de arte que están alrededor y mucho de lo que sentir orgullo por México. Algo extra que debes saber: tienes que probar su carajillo.
Dónde: Calle Gral. Prim 63, Cuauhtémoc, CDMX.
IG @lempickamx