El Fairmont Mayakoba situado en la Riviera Maya nos invitó a pasar unos días en sus lujosas instalaciones para ser testigos de la nueva era culinaria con la que celebran su décimo aniversario con los menús que Richard Sandoval, conocido como “el padre de la cocina mexicana moderna” ha creado.
Si pensamos en la Riviera Maya de inmediato nos viene a la mente la playa, pero en el Fairmont Mayakoba ese paisaje es sólo uno de los cinco ecosistemas que se pueden disfrutar. Entre lagunas, manglares, bosque tropical, canales de agua y dunas, este paraíso autosustentable se ha encargado de velar por el bienestar de la región que alojando tres resorts, suma 240 hectáreas alberga más de 300 especies de vida animal. El reto para el Fairmont Mayakoba está en demostrar que la cocina mexicana no se reduce solo a su ámbito tradicional, así que buscando unificar la cocina del mar proveniente del Golfo de México hasta el Océano Pacífico, se han embarcado en esta aventura que pone sobre la mesa platillos con marinados insignia de nuestro México con un toque vanguardista y lleno de confort que se respira desde el Lobby del Fairmont Mayakoba, cuyo piano de cola es solo uno de los detalles decorativos que lo hacen lucir.
El recibimiento a los huéspedes comienza con toallas refrescantes y una copa con té de frutos rojos y jamaica, para ambientarse al Caribe. Por la fecha de nuestra visita, una ofrenda forma parte de la elegancia característica del complejo, desde sus restaurantes, áreas verdes y albercas hasta cada una de sus habitaciones cuidadosamente pensadas para formar parte del ecosistema sin invadirlo y sacar el mejor provecho a su vista.
Como primera parada, comimos en el restaurante Las Brisas con 4 Diamantes AAA, es uno de los cuatro del Fairmont Mayakoba, que de la misma forma que el menú, se modificó para ofrecer el espacio ideal para la realización de cada platillo en su forma más deliciosa.
Como entrada, un huevo de queso brie y azul para bañarse en gazpacho de mango, rodeado por tortilla de ajo. El huevo tenía consistencia de helado y su sabor cremoso quedaba de maravilla con el gazpacho que le daba un sabor dulce mas no empalagoso y la textura era toda una maravilla al combinarlo con la tortilla crujiente cuya cantidad de ajo era simplemente perfecta para el paladar.
Ya ambientándonos al mar, nos ofrecieron sashimi de mero, ensalada de pulpo con cremoso de elote y un ceviche caribeño. Todo fresco, todo delicioso, incluso si no eres fan de los mariscos. El sashimi tiene su toque picosito pero eso no impide que sigas probándolo hasta terminártelo. La ensalada de pulpo logra la unión entre el mar y la tierra a través del elote que lejos de ser dulce, ofrece una textura envolvente al pulpo.
Para plato fuerte, el Sous Chef Manuel Garrido nos pidió elegir entre un callo de hacha con salsa de maracuyá y puré de aguacate con salsa y gelatina de cebolla morada; o bien, arrachera marinada en cerveza con vegetales al grill. Los vegetales hacían sinergia con la carne, que con un delicado sabor a cerveza seguía jugosa al igual que las zanahorias, cebollas, calabazas, champiñones, espárragos y tomates cherry, que al morderse esparcen su sabor.
El postre se componía de tres delicias: chocoflan con cubierta de cajeta, helado de coco y pastel de elote. Una combinación de ingredientes que deja satisfecho a cualquier foodie amante de las sobremesas, idóneo para acompañarse de un capuccino mientras se disfruta la vista al mar y se saborea desde su aroma a canela.
La vista desde la palapa que conforma al restaurante Brisas es simplemente espectacular, la mejor forma para dejar que los sentidos se vean repletos de tranquilidad y placer. Aquí las preocupaciones no existen, el tiempo se queda afuera y si no basta con el excelente servicio para sentirse de maravilla, cabe mencionar que el Fairmont Mayakoba está certificado como resguardo natural ante los huracanes. ¿Qué más se puede pedir?
Por Ingrid Cubas
@ingrid_cb
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