Probamos el nuevo vino de la casa de restaurante Milo’s, creado por Paolo Paoloni, fundador de la bodega Villa Montefiori de Valle de Guadalupe.
No hay nada más placentero que disfrutar una rica comida acompañada con un vino de la casa espectacular. Por eso, fue muy grato enterarnos que el restaurante Milo’s estrena el suyo. Lo probamos ¡y nos encantó!
Todo surgió desde hace ya varios años, cuando Paolo Paoloni, fundador de la bodega Villa Montefiori en Valle de Guadalupe, se acercó a Grupo Toscano con una propuesta. Realizar vinos exclusivos, de gran calidad, con excelentes varietales italianos para los restaurantes del grupo.
El equipo de Milo’s con Paolo Paoloni, fundador de Villa Montefiori, al centro.
La idea fue un éxito. Así nacieron los vinos de la casa de Café Toscano y de Cabrera 7. La sinergia entre Paoloni y el grupo ha tenido muy buena aceptación. De ahí que…
Un ensamble de uvas Montepulciano, Nebbiolo y Aglianico. Color rubí intenso, brillante. Aroma frutal con toques de vainilla, hierbas y un final que me recuerda el chocolate de metate. En boca, es frutal y fresco, con dejos herbales, balsámicos y especiados. La madera no está tan presente, aún cuando el caldo lleva seis meses en barrica de roble francés nueva y luego seis meses en barricas usadas. Milo’s me parece un vino muy redondo y completo. Presenta todos los sabores en una armonía perfecta.
A diferencia de muchos vinos del Valle de Guadalupe, Milo’s no tiene un final mineral. Paolo Paoloni me explica que el agua de sus viñedos proviene de una montaña y no de la tierra. Y además, el proceso de tratamiento del agua es muy estricto. Ambos factores propician un sabor profundo sin salinidad.
Milo’s es un vino amigable, fácil de beber. Es versátil y se puede maridar con una gran cantidad de alimentos. Paolo nos platicaba que él busca crear vinos que sepan a vino, no a madera. Vinos amables y disfrutables en cualquier ocasión.
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Lo comprobé con un delicioso maridaje que preparó el chef Carlos Sifuentes. Comenzamos con una tostada de ceviche de jaiba con siete chiles quemados, a juego con el rosado de Montefiori, que es espectacular.
Siguió una bruschetta de longaniza y luego, un tartare de res.
Para finalizar, lo probamos con un delicioso plato de quesos mexicanos.
En todos los casos, Milo’s fue el par idóneo, aportando profundidad, cuerpo y sabores complementarios armónicos a los alimentos. Sin duda, una excelente opción para acompañar la carta italiana de Milo’s que, he de decir, es excelsa.
Recomiendo ampliamente una visita a Milo’s. Los jueves por la noche hay jazz en vivo. Qué mejor que disfrutarla con una copa de este rico vino de la casa creado por Villa Montefiori.
Dónde: Amsterdam y Celaya, Hipódromo Condesa, CDMX. Tel.: 55648712.
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