Muchas ideas brillantes han nacido de una buena comida en un restaurante. Ese garabato en una servilleta ha dado a luz varios éxitos: la aerolínea Southwest Airlines, y al menos dos libros de Harry Potter. La experiencia sirve para razonar y eso propone Coal Office de Tom Dixon, un restaurante londinense que permite comprar cualquier cosa del lugar.
El restaurante que abrió el otoño pasado en la tienda Kings Cross en Londres, es un espacio para visitar, conocer y comprar. Coal Office no se trata realmente de la comida (aunque el shawarma de medianoche del chef Assaf Granit es bastante delicioso). Se trata de la experiencia de Dixon de probarlo antes de comprarlo.
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La experiencia
¿La mesa de mármol donde estoy sentado? Está a la venta. ¿La luz del colgante Melt brillando sobre mi cabeza? Adelante, ponlo en la cuenta. ¿Las copas de vino? Sal por la puerta con ellas. Dixon promete que todos los bits de Coal Office están a la venta. La experiencia es apoderada por el diseñador, quien elige y cura los elementos del lugar, con el objetivo de brindar a los clientes objetos exclusivos para comprar.
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No es un formato nuevo, en Nueva York, Roman y Williams abrieron Guild, una tienda que complementa su estética histórica y moderna con La Mercerie Café, restaurante francés clásico dirigido por Marie-Aude Rose brinda experiencias de compra exclusivas. Te gusta el plato de cerámica en el que llegó tu ensalada con langosta, puede ser tuyo por $82 dólares. También puedes conquistar las flores, el candelabro y casi todo lo que se encuentra en tu mesa.
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Otra opción es RH, comedor de diseño experiencial que comenzó la tendencia en 2015 con el Chicago 3 Arts Club Café y recientemente expandido con nuevos restaurantes en Nueva York y Napa Valley. Y una vez más, casi todo, desde los candelabros hasta los cojines del asiento son parte del inventario de venta.
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