La gastronomía italiana es magnífica. Fresca, natural, reconfortante, con sabor a hogar. Proviene del campo, de las costas, de las tradiciones y la cultura local. Un gran ejemplo de esta cocina, que ha trascendido generaciones y el paso de los años, es Cipriani. Con varias sucursales en el mundo, siendo la de la Ciudad de México la única en América Latina, este restaurante es y seguirá siendo uno de los favoritos de los sibaritas más conocedores.
Lo anterior se debe no sólo a la propuesta gastronómica, que siempre resulta exquisita y memorable en cualquier establecimiento del mundo. También por el estilo de sus restaurantes, decorados con excelente gusto y sofisticación. Por la atención y el servicio impecables. Por su ambiente refinado y elegante, pero a la vez acogedor. Porque Cipriani siempre será un consentido, y en una reciente visita constatamos, una vez más, que así permanecerá.
Primero, un poco de historia de Cipriani
Este estupendo restaurante se lo debemos a Giuseppe Cipriani, su fundador, quien en 1931 abrió Harry’s Bar en Venecia. Si te suena este nombre, es porque aquí se inventó el Bellini, ese icónico coctel que lleva puré de melocotón y prosecco. Con apenas 50 metros cuadrados, el lugar se convirtió en punto de encuentro de celebridades, artistas y personajes de la talla de Hemingway y Chaplin. Un rincón acogedor con atención plena en los detalles, muebles de proporciones perfectas y cristalería única con cocina de primera bastaron para cosechar fama y fortuna.
Tal ha sido su relevancia, que fue nombrado Monumento Nacional por el Ministerio de Cultura en el año 2001. Desde su fundación, la supervisión del lugar ha quedado en manos familiares, siendo Arrigo Cipriani el encargado hasta el día de hoy. Y cabe mencionar que todos los locales son administrados por miembros de la familia.
Harry’s Bar en Venecia
Los establecimientos de Giuseppe Cipriani en Venecia se hicieron tan populares, que su demanda se extendió al otro lado del Atlántico. En 1985, Arrigo y su hijo Giuseppe abrieron Harry Cipriani en una esquina del majestuoso Central Park de Nueva York. A este restaurante le siguieron las aperturas de Cipriani Downtown en Soho en 1996 y tres años después Cipriani 42nd Street, en un edificio histórico que antiguamente albergaba la Caja de Ahorros Bowery.
Harry Cipriani NY
Más tarde, Giuseppe adquirió otro edificio emblemático en la 55 Wall Street. Ahí surgió el Cipriani Club 55, junto con un exquisito restaurante. El salón de baile acoge todo tipo de hermosos eventos, conciertos y desfiles.
Su llegada a México…
El éxito en Nueva York contagió a los viajeros mexicanos que se encontraban en la Gran Manzana. Los Cipriani pronto notaron nuestro interés en su propuesta culinaria y fue así que, en 2015, Cipriani abrió en México en la calle de Masaryk, Polanco. Pronto se convirtió en el sitio must de los conocedores para disfrutar de una exquisita comida, cena y hasta desayuno el domingo por la mañana, con el mejor servicio y un ambiente de lujo relajado.
El espacio en México fue diseñado por el renombrado arquitecto florentino Michele Bonan. El salón principal tiene capacidad para 120 personas, mientras que la terraza cuenta con 70 lugares adicionales. Además, Cipriani ofrece salones privados para reuniones y eventos, los cuales son muy demandados.
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La cocina de Cipriani
La propuesta culinaria está confirmada por platos italianos tradicionales, ejecutados con técnicas originales. Los ingredientes de los platillos son traídos directamente desde Italia, lo que mantiene una alta calidad y autenticidad. Entre ellos están el aceite de olivo, los calamares, algunas carnes -como la del carpaccio- y más. Incluso, en el restaurante puedes adquirir algunos productos italianos bajo la marca Cipriani.
Carpaccio alla Cipriani
Encontrarás platillos clásicos del Harry’s Bar de Venecia y otras especialidades. Los más famosos son tagliolini horneado, risotto con vegetales de la estación, hígado de ternera Veneziana y merengue de vainilla -liviano como espuma, se deshace golosamente en la boca-. Cabe destacar el carpaccio original, que fue inventado justamente por Giuseppe Cipriani en el Harry’s Bar. La historia es curiosa: una cliente habitual, Amalia Nani Mocenigo, podía comer únicamente carne cruda por un régimen dietético muy estricto. Debido a la esmerada atención del servicio, en el restaurante le ofrecieron esta presentación que fue la sensación, y así nació el famoso carpaccio.
También vale la pena mencionar las pizzas, que si bien no se ofrecen en todos los establecimientos, resultan unas consentidas en la Ciudad de México.
Y, personalmente, recomiendo probar la burrata y los gnocchi caseros de papa con salsa de gorgonzola. Debo decir que están magníficamente cocinados, su textura es perfecta y la salsa, wow.
Entre las bebidas más representativas se encuentran el Mr. Masaryk (bebida creada especialmente para este establecimiento) y el tradicional Bellini. Por supuesto, la carta de vinos es sobresaliente, y ofrece algunas etiquetas de la bodega de la casa, Cipriani.
Los sabores y colores de cada platillo armonizan en una sinfonía perfecta con la atmósfera del lugar, resultando en una experiencia muy agradable para compartir con los amigos, la familia o en comidas de negocio. Por eso, y más, Cipriani siempre será un consentido y una elección idónea cuando se quiere disfrutar comida de primera sin pretensiones ni ostentaciones.
Cipriani. Av. Presidente Masaryk 311, Polanco, CDMX. Reservaciones: 55 8526-1595.
Cipriani cuenta también con establecimientos en Los Ángeles, Miami, Abu Dhabi, Dubái, Hong Kong, Moscú, Ibiza, Monte Carlo, Londres y Venecia, entre otros. Además, tiene hoteles y residencias en Nueva York y muy pronto en Punta del Este, Uruguay.
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