Si eres cinéfilo y foodie, no te puedes perder estas películas. Las palomitas no serán suficiente para calmar el antojo que te provocarán.
El disfrute de la comida no solo viene de los sabores y olores; las imágenes también juegan un papel importante en el gozo de la comida. No es de extrañar que existan miles de cuentas en Instagram en torno a comida o que el concepto del Food Porn esté tan extendido. Y si algo hacen muy bien estas películas, es transmitirnos todas esas texturas, aromas y sensaciones, para hacernos salivar y darnos un festín visual.
Carl Jasper (Jon Favreau) es chef en un prestigioso restaurante, pero no tiene libertad creativa y tras una crisis, decide hacer un cambio de vida y comprarse un food truck. Esta película nos demuestra, en una de sus escenas más emblemáticas, que algo tan aparentemente sencillo como un sandwich de queso puede saciar nuestro deseo de ver comida deliciosa.
Netflix ahora tiene un programa, inspirado en esta película, en la que Jon Favreau y el chef Roy Choi, a quien conoció en el rodaje la película, exploran el mundo de la cocina de la mano de actores y chefs invitados, un platillo a la vez.
Si lo tuyo es el chocolate estas dos películas nos brindan el combo de Chocolate, Francia y amor. Y es que el chocolate es uno de los alimentos que más puede satisfacer nuestros sentidos; su aroma, su textura y la sensación de bienestar que nos brinda mientras lo sentimos derretirse en nuestra boca. Dicen que comer chocolate es como estar enamorados, y estas dos películas se deben acompañar con una buena dosis de chocolate.
Chocolat nos cuenta la historia de Vianne Rocher (Juliete Binoche) y su hija Anouk; nómadas chocolateras que llegan a un pueblo conservador a desenmascarar los deseos más profundos de sus habitantes y romper con lo establecido, y de paso encuentra un lugar para establecerse y una historia de amor.
Tímidos anónimos por su parte nos presenta el romance de Angélique y Jean-René, dos personas muy tímidas, unidas por su pasión por el chocolate; una historia dulce sin empalagar.
Esta película es un clásico para los amantes de la cocina. Esta obra de Pixar logró lo imposible al hacer que nos resulte adorable ver una rata en la cocina. Remy es una rata que vive en el ático de una casa de campo francesa y sueña con ser chef. Cuando la anciana dueña de la casa descubre la colonia de ratas, Remy es separado de su familia y llega a París, donde con la ayuda de un torpe lavaplatos, Alfredo Lingüini, podría lograr su sueño.
Para lograr que la comida luciera deliciosa, se consultaron chefs franceses y norteamericanos, y los animadores fueron enviados a clases de cocina. Pero sin duda una de las cuestiones que mejor retrata la película, es la conexión emocional que tenemos con la comida y la capacidad que tiene para transportarnos a otros tiempos.
Esta película japonesa es una carta de amor comida japonesa y en especial al ramen. La película nos presenta una diversidad de situaciones donde la protagonista es siempre, de una u otra forma, la comida. Uno de los fragmentos más destacados de la película es en el que un maestro explica a su pupilo la forma correcta de comer ramen.
Sin duda Wes Anderson tiene una estética muy propia que se manifiesta en cada una de sus películas y El Gran Hotel Budapest no es la excepción. En esta historia los personajes son un hotel en decadencia, su peculiar conserje M. Gustave (Ralph Fiennes), el nuevo chico del lobby, Zero (Tony Revolori), una talentosa pastelera, Agata (Saoirse Ronan), de la que se enamora Zero, huéspedes, empleados, un asesinato y si bien la trama no gira en torno a la comida, sí juega un papel importante
Uno de los elementos que sin duda más luce son los Pasteles de Mendl; el irresistible Courtesan au Chocolat que también toma un papel importante en el desarrollo de la trama. A continuación te dejamos la receta compartida por la cuenta de FoxSearchlight
Películas en Netflix para conocer sobre arte y pintores