Muy pocos hoteles en el mundo pueden rivalizar con la historia y el carisma del María Cristina. Desde su inauguración, en 1912, esta gran dama ha acogido a las personalidades más influyentes del siglo XX. Entre ellas: realeza y aristocracia, así como los más importantes referentes de la cultura y el cine; desde Lana Turner hasta el Emperador de Japón.
Por Gustavo Egusquiza.
Durante más de un siglo el Hotel María Cristina ha reinado en el corazón de San Sebastián. Esta noble mansión de piedra dorada, otea la ciudad desde su privilegiada posición: junto a la orilla del río Urumea y con vistas al mar Cantábrico. Debe su ilustre nombre a una de las reinas españolas más queridas, quien disfrutaba de la ciudad durante largos periodos vacacionales. Fue ella, también, quien jugó un papel definitivo en dar a conocer la ciudad pues invitaba durante sus estancias a lo más granado de la clase alta europea. Este grandioso hotel de singular belleza es, a la vez, expresión de la cultura vasca y epicentro de la escena social donostiarra.
El María Cristina ofrece hospitalidad y servicio en una escala acorde a su regio pasado. Sus habitaciones y suites, decoradas en una elegante paleta de grises y blancos, son parangón de gusto y confort. Diseño de vanguardia se fusiona a la perfección con la alta tecnología. En el hotel los últimos avances tecnológicos y el mejor servicio van da la mano.
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Tradición culinaria
La buena comida está tan presente en el centro de la ciudad como en el ADN del hotel. San Sebastián es la capital culinaria que posee más estrellas Michelin por habitante del mundo (16, según el último recuento). Comer bien, sea cual sea el presupuesto, es fácil. Su gran y variada oferta culinaria va, desde célebres restaurantes como Arzak o Akelarre (dirigidos por afamados chefs), hasta los tradicionales Bares de Pintxos. Aquí, la alta cocina se sirve en raciones pequeñas. El María Cristina refleja fielmente la sofisticada cultura gastronómica de la ciudad en sus fabulosos restaurantes y bares.
El galardonado coctelero Javier de las Muelas firma Dry San Sebastián, el glamuroso bar de cócteles del hotel. Por su parte, el restaurante Café Saigón viaja por lo mejor de la cocina asiática con exóticas paradas en China, Vietnam y Japón. Se ha convertido en un lugar para los locales más exigentes y para los viajeros más cosmopolitas. Por si fuera poco, el Hotel apuesta por dar un toque de frescor y novedad a su oferta gastronómica con una original serie de restaurantes pop-up durante los meses de verano. Como estrellas invitadas, chefs de renombre como Hélène Darroze (2016 y 2017) y Francis Paniego (2018 y 2019), muestran lo mejor de su repertorio.
Habitaciones y Suites
Las 108 habitaciones y 28 suites del hotel son elegantes y espaciosas, en consonancia con la grandiosidad del edificio. Una sutil paleta de gris y blanco, con detalles en púrpura y verde convierten estos privilegiados espacios en auténticos paraísos de calma y lujo. Muchos tienen espectaculares vistas del río y el océano. Un gusto exquisito, amenities de primera categoría, tecnología de vanguardia y una amplia variedad de servicios convierten la estancia en el María Cristina en una experiencia realmente inolvidable.
Se puede elegir entre diferentes categorías: Classic, Deluxe o Premium con vista al jardín o al río. También es posible reservar alguna de las fabulosas suites del hotel, incluidas las Royal Suites, con sus impresionantes vistas, o la legendaria suite Bette Davis. (Sí, en efecto, ésta era la habitación favorita de la gran diva de Hollywood).
El mejor desayuno de la ciudad
Fiel a su reputación como centro gastronómico, el hotel María Cristina prepara un desayuno único. El ritual comienza eligiendo la mesa favorita y saboreando un delicioso zumo natural de naranjas españolas, en su espectacular salón de techos altos, bañado por la luz de la mañana. Acto seguido se despliega ante los comensales un banquete de fruta fresca, quesos locales y charcutería, carnes ahumadas y pescado. Se incluyen, también, platos de todo el mundo y opciones vegetarianas y sin gluten.
Cada mañana se hornean los panes y pasteles en las cocinas del hotel y se sirven recién hechos. Sin duda, se trata de un desayuno que se recuerda durante todo el día.