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El arte musical: la miel del alma

Por: Bleu&Blanc 25 Feb 2020

Capaz de transformar vidas, psiques y corazones, el arte musical ha acompañado a la humanidad desde siempre. La música se ha considerado arte y ciencia. Podríamos pensar que corresponde a ambos mundos.

Por Luciana Cacciaguerra Reni

El arte musical tiene la capacidad de envolver instantáneamente no solo los oídos, sino directamente el alma de quien lo escucha. No por nada se traduce como el arte de las musas. A parte de ser una forma de ordenar coherentemente sonidos y silencios en base a ritmos y melodías, la música también pasa a ser fundamental para el desarrollo cognitivo y la inteligencia emocional del ser humano.

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En la antigua Grecia no se hacía distinción en cuanto a música, danza, poesía y demás. Todas estas disciplinas se reunían bajo el mismo concepto. Posteriormente se empezó a individualizar cada una, separándola de forma especifica y creando para cada cual su espacio y sus esquemas propios. Lo interesante es que cada civilización ha tenido su propia manifestación musical, con su forma particular de utilizar los instrumentos, de modular la voz y crear el ritmo que la ha definido. Esto no solo dependiendo del contexto cultural, tecnológico y lingüístico de cada época y país.

Arte y matemáticas: una historia de amor eterno

¿Por qué arte musical?

Simplemente porque, como toda forma de arte, la música es una expresión humana y automáticamente es capaz de producir emociones convirtiéndose en una excavadora de las mas profundas sensibilidades del hombre. El arte musical puede sacar a relucir estados de ánimo tan complejos como la nostalgia, la tristeza y la alegría. También puede inducir estados mentales como la concentración, empoderar el enamoramiento, y curar patologías emocionales y físicas a través de la musicoterapia.

Sin embargo, desde la antigüedad una larga lista de estudiosos y músicos consideró la música como una ciencia, porque su universo se construye sobre formulas matemáticas [los acordes por ejemplo] y sobre esquemas básicos y muy estructurados. Pitágoras [siglo VI a. C] veía la música como la relación matemática entre los sonidos, si bien ya en aquel entonces se viera como una inspiración divina porque se asociaba a dioses como Atenea, Apolo y Artemisia, quienes de paso inventaban hasta los instrumentos originales y básicos para producirla.

Las teorías y estudios de Pitágoras fueron heredados en el Medioevo por Boecio [V-VI D.C] quien escribió un sin fin de tratados y fue considerado el mayor estudioso y experto del tema. En el Renacimiento [siglo XV] el teórico musical Bartolomé de Pareja establece las bases de los modos menor y mayor creando los fundamentos para el concepto armónico moderno.

A partir de la Revolución Francesa, la música entra a ser parte también de la apreciación de la burguesía y la clase media, ya que hasta ese momento era prerrogativa solamente de la religión y de la clase alta. En el Romanticismo la música es arte por excelencia, dada la idiosincrasia atormentada y melancólica típica de la sociedad de esa época, tendente a la excesiva sensibilidad. Un hecho que la música fomenta en pleno.

En la era moderna, la música se ha transformado también en entretenimiento invadiendo otros campos como el cine y el teatro que recurren a la música para enfatizar los momentos cruciales de las obras, y por tanto, capturar el mundo emocional de los espectadores. No nos olvidemos que el baile y la danza no existirían realmente sin la estructura musical.

¿Qué es el arte? Una simple pregunta para una respuesta compleja

La música como transformación

Sea ciencia o sea arte, la música es sin duda alguna una altísima expresión humana que tiene el poder de alterar nuestro mundo emocional. Incluso, se está asomando la certeza de que sea efectiva incluso para mejorar la capacidad productiva de los animales, como el aumento de leche en las vacas y de los huevos en las gallinas.

Esta afirmación ha sido solidificada por la Universidad de Leicester en Inglaterra, en la que psicólogos han comprobado que efectivamente la producción de leche aumenta hasta cinco litros y es mas rica en proteínas cuando los animales escuchan Mozart, la Sinfonía Pastoral de Beethoven y la melodía Bridge Over Troubled Water de Simon Garfunkel, demostrando además de tener un muy buen gusto musical.

Cultivar el amor por el arte musical es muy gratificante a nivel psicológico, nos abre la mente hacia otras dimensiones, nos elastiza emocionalmente. En consecuencia, nos beneficia físicamente y a nivel de interrelaciones individuales y grupales. ¿Qué más se puede pedir a algo tan impalpable pero poderoso y a la vez placentero?

Foto de apertura: Artikulation, partitura gráfica para la composición de Gyorgy Ligeti (1958).

La mujer en el arte como creadora y musa por Luciana Cacciaguerra

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