En este texto hablaremos sobre la historia del abanico, el milenario elemento de conquista y de placer que ha trascendido hasta nuestros tiempos.
El milenario elemento de conquista y de placer.
Cuando uno habla de abanicos lo primero que viene a la mente es España, las bailarinas de flamenco y olé! Sin embargo, éste es un accesorio cuyo origen es milenario, precisamente de 3000 años atrás si no más y no precisamente de la nación española.
Su función primordial era proteger del sol, para refrescar y avivar el fuego. En Egipto fue donde aparecieron primero, según documentación histórica se encontraron en la tumba de Tutankamón y de Hepet y fueron objeto ceremonial; hechos de plumas, fibras vegetales, tejidos; con mangos fijos. Solo eran para uso de la familia del Faraón como objeto de poder. Más tarde aparecen en Grecia y Antigua Roma como objetos cuyo uso era más común para echarse aire o espantar insectos.
En Oriente los abanicos nacieron primero en Corea en el siglo VI a.C. y luego llegan a China y posteriormente a Japón donde se inventa el abanico plegable. Cuenta la historia que un viejo y pobre abaniquero una noche para espantar un murciélago que había entrado en su humilde demora, lo empujó hacia la chimenea y este al caer al piso expuso sus alas abiertas y fue cuando el abaniquero se dio cuenta de la estructura del ala, sostenida por delgados nervios y tendones que permitían que se abriera y cerrara, así que lo aplicó al abanico convirtiéndolo en plegable. El detalle que imprime veracidad a esta historia frente a otras es que el abanico plegable en Japón se llamó “komiri”, que significa murciélago.
Los abanicos llegan a Europa siguiendo las rutas comerciales de España y Portugal y a partir de allí tuvieron un éxito inmenso ya que cualquier reina, princesa o dama de la nobleza quiso tener uno para exhibirlos como objeto de distinción. Sin más nace una industria alrededor de este elemento particularmente en España pero Italia en el siglo XV y luego en 1600 Francia se convierten en especialistas del abanico plegable, creando unos objetos cada vez mas detallados, refinados y preciosos. En Francia son introducidos por Catalina De Medici pero se les da un uso mas bien estético ya que se les aplicaban unos pequeños espejos para que las damas se pudieran retocar el maquillaje. Y precisamente en Francia durante la Revolución adquieren un uso publicitario político ya que en ellos se escribían textos sobre los ideales revolucionarios y los retratos de Lafayette. Posteriormente en España se forma el primer gremio de abaniqueros en Madrid y en 1802 se abrió la Real Fabrica de Abanicos en Valencia, consagrando el abanico como el icono moderno del espíritu español.
Y qué decir con respecto a los tipos de abanicos que se fueron creando y los temas con los que se pintaban o bordaban? Como se suele decir el cielo fue el limite. Una ola infinita de creatividad surgió sobre todo a partir del siglo XVIII que fue el denominado siglo de oro para los abanicos. No había hombre o mujer que no llevara uno; era casi obligatorio por diferentes motivos según la clase social. De hecho en algunos países como en la Inglaterra de 1939, para las damas era obligatorio llevar uno en recepciones y actos oficiales. Estaban hechos de satín, seda y otras telas elegantes y delicadas, con plumas, perlas y hasta piedras preciosas, con mangos hechos en marfil, hueso y oro, indudablemente unas pequeñas obras de arte que en tiempos posteriores fueron vendidas por cantidades exorbitantes en las subastas de las mas famosas casas de arte.
Al principio se representaban escenas bíblicas y mitológicas, para luego pasar a representar escenas de fiestas campestres, fiestas galantes, jóvenes doncellas en las nubes o cuadros de artistas reconocidos, esto creó un verdadero gremio de pintores especializados solo en abanicos. Sus formas se mantuvieron prácticamente las mismas desde el principio, medio circulares o circulares, en algunos países como los asiáticos llegaron a tener formas cuadradas y pequeñas; sin embargo la forma más usada fue la de medio circulo y de gran tamaño.
Lo interesante y curioso fue como el ingenio femenino utilizó el abanico en épocas pasadas para inventar un lenguaje a través de él. Se comunicaba el estado personal y las intenciones de cada dama al abrirlo y cerrarlo de determinadas maneras para que los caballeros pudieran entender sus posiciones y posibilidades; por ejemplo si estaba abierto tapando la boca quería decir que la dama en cuestión estaba sola; moverlo con la mano izquierda significaba “nos observan”; semiabierto sobre los labios, “te quiero”; moverlo con la mano derecha era “quiero a otro” ; tocarse el ojo derecho con el abanico cerrado era “cuando podré verte?” ; abrir totalmente el abanico era “espérame”; cerrarlo rápidamente era “estoy celosa”, y así un prolífico vocabulario completo hasta de claros obscuros. Inclusive los estudiosos encontraron que el lenguaje del abanico no era el mismo en todos los lugares, el de Cádiz no era el mismo que el de Sevilla.
Según avanzaron las diferentes épocas sociales el abanico fue tornándose más y más popular y comercial, perdiendo lamentablemente mucho de su calidad y exclusividad. Se comenzaron a pintar de un solo color, hechos de papel o tela barata, con estructuras de madera o plástico, más pequeños y de los que casi son “monouso” porque hechos en serie industrialmente. Sin duda alguna no abandonaron ese encanto de antaño; al tener uno en la mano aun hoy en día sentimos ese misterio y coquetería que era parte del sentimiento de las damas de siglos atrás. Sin dejar de celebrar lo útil y cómodos que son a la hora de brindarnos alivio en el tórrido calor veraniego.