Si eres de los que aman la comida cruda, debes saber que quizá no sea lo mejor para tu salud.
La cocción de alimentos cambió por siempre el curso de la vida humana sobre la Tierra. Pero cocer tiene su chiste, su magia y, principalmente, su manera de hacerlo de forma segura para evitar intoxicaciones.
La carne de cerdo, la de pollo y un huevo, sólo por mencionar unos ejemplos, tienen distintos puntos de cocción recomendables para consumo humano. Esto, debido a que hay ocasiones en que el hecho de alimentarnos con insumos crudos implica el riesgo de infectarnos de cisticercosis, o con bacterias como la Escherichia Coli o la Salmonella.
A continuación te compartimos una breve guía de los principales puntos de cocción ideales, y aprobados por el blog oficial de Seguridad Alimenticia del gobierno de Estados Unidos, para que la próxima vez que trabajes con estos ingredientes en la cocina lo hagas de forma correcta. Sabemos que hay millones de amantes de la comida cruda o semicruda en el mundo. Pero recuerda: tu salud siempre, antes que el mero placer, debe ser lo primero.
Cuando se trate de res, cerdo, ternera y cordero, que estén en presentación de carnes molidas y mezclas de carnes, siempre debes esperar a que la temperatura interna de este tipo de carne sea de 71.1 grados centígrados (160 F).
A su vez, si cocina pavo o pollo, tu termómetro manual debe marcar 73.88 centígrados (165 F).
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En esta categoría se cuentan todos los filetes, asados y chuletas que compras cortadas, listas para poner sobre la parrilla o un sartén. El momento en que ya puedes retirarlos del fuego es cuando marquen una temperatura interna de 62.77 grados centígrados (145 F). Para lograr términos perfectos, luego de llegar a dicha gradación calórica déjalos reposar tres minutos.
Incluye todas las aves de corral, ya sean pechugas, aves enteras, patas, muslos, alas, carne de ave molida, menudos y relleno. Siempre ten en mente que debes retirarlas del calor una vez que marquen 72.88 grados centígrados (165 F).
Cuando sean frescos de cerdo, deben llegar a 62.77 grados centígrados (145 F), con tres minutos de reposo y, cuando se trate de jamón precocido, a 73.88 centígrados (165 F).
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Si se trata de huevos que hagas al sartén, no hay una temperatura específica a la cuál ya puedas consumirlos de forma segura, ya que depende del tamaño del huevo, la altura sobre el nivel del mar a la que se cocine y hasta la naturaleza del recipiente donde se haga. En general, guíate por el momento en el que la comida esté cocinada y firme tanto de la yema, como de la clara.
Ahora bien, cuando se trate de platos como tortillas de huevo, quiches, omelettes, soufflés o frittatas, busca que las temperaturas internas de los platillos sean de al menos 71.1 grados centígrados (160 F).
Acá no hay más: todos deben tener una temperatura interna de 73.88 centígrados (165 F). No olvides que siempre, para calcular de forma correcta una temperatura, debes insertar el termómetro de mano en el justo centro de la preparación. Sólo de esa manera conseguirás una medida real. Si lo haces superficialmente, quizá el dato sea muy distante de que deberías obtener.
Pon atención en este punto: los camarones, langostas, cangrejos y callos deben sacarse de cocción solo hasta que la carne se vea perlada, o blanca y opaca.
En el caso de almejas, otras y mejillones, busca que estos mariscos se cocinen hasta que las conchas se abran en la olla o cacerola donde las calientes o hiervas.