En el corazón de Guanajuato, arraigadas en en Comonfort y San Miguel de Allende, se encuentran unas tortillas únicas en su preparación y significado. Por […]
En el corazón de Guanajuato, arraigadas en en Comonfort y San Miguel de Allende, se encuentran unas tortillas únicas en su preparación y significado.
Por Michelle López – @Mich_Lv
Imagen: seccionamarilla.com.mx
A simple vista podrían parecer sólo tortillas con hermosos diseños, pero detrás de cada pieza hallarás siglos de historia y religión. La tradición de las tortillas ceremoniales se trata de una viva expresión de la cosmogonía otomí, y de la profunda relación que este pueblo mantiene con su entorno.
Es un lazo íntimo con la naturaleza. Los sabios del pueblo a menudo conversan con todos los elementos naturales: animales, plantas, rocas… Mantener la comunicación con las diversas expresiones de vida es de suma importancia para los otomíes, ya que así mantienen la armonía y abundancia en su vida cotidiana.
Consideran al maíz como una semilla “sabia”, y desde antes de la llegada de los españoles ya se planeaba la vida social y religiosa alrededor de la siembra, cultivo y cosecha de este grano. De la dedicación al maíz se desprenden múltiples costumbres y gran parte de la riqueza histórica de estas comunidades de Guanajuato.
Pintar las tortillas es una de las primeras partes de los rituales de cosecha, en los que se agradece el alimento recibido por parte de la madre tierra. El sello se fabrica con madera de mezquite, mientras que la tinta del sello está hecha de muicle, una colorida planta medicinal, a la que se agrega cochinilla y otros tintes naturales. Llevan ilustraciones alusivas a la naturaleza, como animales y plantas, y los diseños rojos, morados, naranjas o azules cubren toda la superficie de la tortilla.
Imagen: masdemx.com
A la mitad de la cocción, se sacan las tortillas del comal y se marcan con el signo que corresponda, para después terminar de cocerlas y que el calor selle la imagen. Las primeras piezas se ofrendan como símbolo de gratitud.
Como tantas cosas, el rito de las tortillas es tradición prehispánica adaptada al catolicismo de la Conquista. El culto al maíz existía desde mucho antes y se relacionaba con las deidades locales – lo que hicieron los evangelizadores fue respetar los temas y fechas de las fiestas religiosas y simplemente asociarlas a la fe católica. Es así, por ejemplo, que las festividades de las cosechas, en las que se preparan estas tortillas rituales, pasaron a quedar ligadas a la celebración de la Santa Cruz.
Imagen: mexicodesconocido.com.mx
Las tortillas ceremoniales son también parte crucial de la identidad de este pueblo: cada familia de la comunidad tiene sus propios sellos, que se pasan de generación en generación y permiten a los hogares dejar su legado en la historia local. Son un testimonio visual y palpable del pueblo otomí, cuyo tamaño se reduce y cuya lengua se está perdiendo.
Aunque la población local está consciente de que está experimentando serias transformaciones y que sus herederos tendrán cada vez menos en común con el pueblo original, las tortillas, sus sellos y la enormidad de su significado están más fuertes que nunca.