Conoce la historia del chimisclán, uno de los primeros panes que se comenzaron a elaborar con el mestizaje culinario.
El chimisclán es un tipo de pan muy similar al cocol; se cree que surgió antes de la Colonia y se preparaba para la clase trabajadora. Conforme la panadería en México fue creciendo, la receta del chimisclán se refino y así surgió el cocol.
El chimisclán puede no llevar anís; su sabor es más harinoso y en algunas zonas del centro del país, se elabora con huevo. Sin embargo, la receta original solo lleva harina de segunda calidad, miel y agua.
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La harina de segunda tiende a ser de molido grueso, con restos de la fibra del trigo; lo que hace que los panes sean más densos y sin tanto volumen. En la actualidad muy pocas personas hacen este tipo de pan, por lo regular se usa en fiestas y celebraciones.
El chimisclán forma parte de las variedades de pan regionales de México, su tradición data desde la antes de la Colonia. En el libro “Nahuatlismos en Algunos Refranes” se menciona al cocol y al chimisclán, como unos panes ovoidales de mala calidad, haciendo hincapié a que el cocol es mejor porque lleva ajonjolí.
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“Chimisclán” también es una palabra que se usa para aquellos que por algún motivo han mejorado su condición social y pasan de este al cocol. Y existe una frase popular que hace referencia a ello:
“¡Ay, cocol! ¿ya no te acuerdas cuando eras chimisclán? Ya porque tienes tu ajonjolí, ya no te quieres acordar de mí”, de Nahuatlismos en Algunos Refranes de la Lírica Popular Méxicana.
Así este pan forma parte de la cultura y folclor mexicano. El cual se va perdiendo de a poco con las nuevas técnicas de panadería y el olvido de las panaderías de barrio.