Tal y como ocurre en Navidad, la cena de Año Nuevo está repleta de manjares imposibles de ignorar. Como se trata de un festejo que ocurre una vez al año aprovechamos para hacer un desfile con los mejores platillos de la casa y las bebidas que los acompañen para hacer explotar sus sabores de forma sobrehumana. El exceso de grasa, alcohol y proteínas al que sometemos nuestro cuerpo, necesitamos una dieta ligera y depurativa al día siguiente o máximo los dos días consecuentes a grandes comilongas.
Iniciamos con el desayuno. Debido al proceso de digestión que tu estómago está librando, no hará mucha falta que le des mucho a procesar, a menos que despiertes con mucha hambre, será suficiente una taza de café y alguna fruta o un vaso de jugo para restaurar el azúcar en tu sistema y dejes atrás la somnolencia. Si el jugo o fruta tiene vitamina C, servirá al 2 x 1, pues suelen ser las frutas con mayores niveles de agua.
Un caldo de verduras te caerá de maravilla, pues hidratará a tu cuerpo y le dará las vitaminas y minerales que perdió con las bebidas la noche anterior. Si agregas apio y poro en su elaboración, también podrás disfrutar de sus beneficios diuréticos. El consomé de pollo es otra opción para consentirte y estar a gusto.
Si antes de la hora de la comida, sientes deseos de comer algo, puedes hacer puré con las verduras que usaste en tu caldo y acompañarlo de pasta o arroz sin salsas o aderezos para que los condimentos no te irriten o inflamen, si lo deseas, también come una pieza de pan.
Si deseas algún postre, opta por un yogurt o una fruta que no sea en almíbar. Mientras más natural sea cualquiera de tus opciones, mejor porque conserva más nutrientes. Los probióticos del yogurt reactivarán tu tránsito intestinal y la fruta te dará fibra para realizar una digestión sin problemas.
Para la cena, repite lo que más te apetezca y al día siguiente, amanece para degustar cosas suculentas.
Con información de RPP noticias
Por Ingrid Cubas
@ingrid_cb