Solo con mirar un platillo, nuestro cuerpo puede responder con diversas reacciones que estilumulan la digestión y también esl estado de saciedad.
Bien dicen que por la vista nace el amor, al menos a la comida. Recuerda esa vez que en un restaurante te sirvieron un platillo tan bien presentado que comenzaste a comer por los ojos. ¡Sí! Aunque suene figurativo, es así, porque nuestro organismo realiza la digestión en varias fases; la primera que se conoce fase cefálica e inicia por medio de los sentidos químicos: el olor, la vista e incluso el pensamiento.
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Se activan centros neuronales que estimulan la secreción de saliva y jugo gástrico. De esta manera se preparan la boca y el estómago para recibir los alimentos. Aunque esta es una respuesta normal al ver alimentos, la presentación ayuda muchísimo en este estimulo. De ahí que cuando vemos un platillo decimos la frase: “se me hace agua la boca”.
La estimulación por medio de los sentidos ayuda a reconocer la ingestión y determinar la composición de nutrientes para posteriormente, a través de diferentes mecanismos, regular la concentración de los mismos en la sangre (glucosa y ácidos grasos libres), dicho en otras palabras, ¡A mantener tu organismo en equilibrio!
Y no sólo eso, ayuda a regular el apetito y la saciedad. ¿Alguna vez has dicho: “nada más de verlo, me llené”?, no estás tan lejos de la realidad, es posible sentir algún tipo de saciedad si la estimulación (vista, olfato y pensamiento) es muy intensa.
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Tal vez no tengas la habilidad de un chef, pero te invito a hacer el ejercicio de preparar y presentar un platillo para ti mismo de la mejor manera posible. Tu digestión mejorará y lo disfrutarás muchísimo.