La granadilla y el maracuyá son frutas que llegamos a confundir con frecuencia. Pero no te preocupes, aquí aprenderás cómo diferenciarlas.
La granadilla y el maracuyá son frutas que comparten varias similitudes, esto debido a que pertenecen a la misma familia.
Por ello, muchas personas las confunden al momento de ir a comprar alguna de ellas. No obstante, hoy te mencionaremos algunas de las diferencias más notables entre estas dos delicias americanas.
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Por Sandra Carolina Jiménez Pedroza.
La granadilla cuando está madura tiene un color amarillo-naranja con ligeros puntos blancos. Por otro lado, aunque el maracuyá tiene un tono similar, también puede ser morado. De igual modo, éste fruto, a diferencia del primero, no tiene en su piel una marca característica.
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El maracuyá es más pequeño y redondo que la granadilla. Mientras que ésta suele ser más alargada, además de grande, pero sin perder su forma ovoide. Asimismo, la punta de la granadilla termina en el tallo.
Si bien ambas contienen numerosas semillas, hay una diferencia. Y es que las de la granadilla están rodeadas de una pulpa transparente. Por otra parte, las semillas del maracuyá están cubiertas de una pulpa de tonalidad amarillenta-naranja.
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Cuando el maracuyá madura, su cáscara se arruga. Sin embargo, esto no sucede con la gradilla. Pues, ésta se mantiene lisa en todo momento.
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La granadilla posee un sabor dulce, todo lo contrario al maracuyá, el cual es muy ácido y fuerte. Aunque claro, para algunas personas su sabor no es tan agrio.
Pese a que ambas frutas se usan principalmente como alimento, también se les utiliza de otra forma. Por ejemplo, el maracuyá se usa con fines cosméticos para la elaboración de aceites, jabones, cremas, etc. Por otro lado, la granadilla se emplea con fines medicinales como jugo contra el insomnio.
Así pues, cómo pudiste observar, la granadilla y el maracuyá son frutas parecidas, pero también muy diferentes. Sin embargo, ahora ya sabes un poco mejor cómo diferenciarlas.