Largas mesas de madera, días soleados, música y tarros de cerveza bien fría. Estos son los elementos nos hacen adorar al biergarten.
Largas mesas de madera, días soleados, música y tarros de cerveza bien fría. Estos son los elementos que hacen al biergarten uno de los puntos de encuentro preferidos de familias y personas de cualquier edad en Alemania durante el verano.
Por Fernanda de la Torre @mariferricaud
Los antecedentes
El jardín de cerveza tiene su origen en Bavaria, región alemana en la que se encuentra ubicada la ciudad de Munich. Todo comenzó en el siglo XVI, los incendios eran un problema que los bávaros enfrentaban constantemente, especialmente durante el verano. Al no saber con certeza qué los provocaba, las autoridades temían que el calor generado dentro de las cervecerías durante el proceso de producción pudiera prender fuego las estructuras de los edificios, que en ese entonces eran de madera.
Como medida preventiva, en 1553 el duque Alberto V promulgó un decreto que limitaba la producción de cerveza al periodo entre las fiestas de San Miguel –del 29 de septiembre al 23 de abril– cuando la temperatura descendía y el riesgo de un incendio era significativamente menor. Como parte de este decreto, el gobierno local pidió a las cervecerías construir cavas subterráneas para almacenar a una temperatura fresca la cerveza que se elaboraba durante el invierno y que la gente tuviera algo qué tomar en los meses que estaba prohibida la producción.
La evolución
Posteriormente los cerveceros comenzaron a colocar grava y a plantar frondosos árboles sobre las mismas par que estos hicieran sombra y así disminuir un poco más la temperatura en su interior. Esta medida, además de evitar numerosos incendios, ayudó a que los bávaros perfeccionaran la fermentación de las levaduras lager, pues se dieron cuenta que éstas producían una cerveza más pura si trabajaban a baja temperatura.
Así que todos los elementos estaban sobre la mesa: cerveza fría para los meses de calor, grava y suficiente sombra, por lo que pronto a alguien se le ocurrió colocar mesas en estos lugares y en poco tiempo la gente los adoptó como puntos de reunión.
Las dificultades
Para el siglo XIX, los jardines de cerveza se habían vuelto tan populares que las tabernas y restaurantes locales comenzaron a perder su clientela, por lo cual solicitaron apoyo al gobierno para que este prohibiera la venta de cerveza directo al público. Sin embargo, Maximiliano I, el primer rey de Bavaria, lo que hizo fue prohibir la venta de alimentos, a excepción del pan, en los biergarten.
Por otro lado, aquel decreto no impedía a la gente llevar su propia comida al lugar, así que la popularidad de estos sitios creció y se volvió una tradición que los asistentes llegara con comida casera y prepararan un picnic. Esta tradición eventualmente se volvió una ley y es algo que sólo sucede en los jardines de cerveza bávaros a diferencia del aquellos en el resto de Alemania.
En la actualidad
Hoy en día éste concepto ha cruzado fronteras. En México cada vez es más común encontrar bares especializados en cerveza que ofrecen comida sencilla en un ambiente relajado donde la gente se reúne a pasar un buen rato entre amigos.
