Hablamos con los jueces de Masterchef y nos confesaron algunas cosas de su niñez, sus gustos y las cosas más raras que han probado. En esta primera parte, descubre lo que nos confesó la Chef Betty Vázquez.
Por Alina Hernández @alinahernan
¿Qué no te gustaba comer cuando eras niña?
Si me ves la talla, te darás cuenta que me gusta todo. Hasta ahorita no hay nada que no me guste. Algunas cosas como el betabel no me gustaban tanto cuando era niña, pero me lo comía.
¿Si no hubieras sido chef, qué hubieras estudiado?
De hecho, estudié una carrera de aviación. Mi primera opción fue eso. Cuando vi que no era lo que quería y que me gustaba mucho cocinar, di el giro. Pero mi primera carrera hecha fue Control aéreo y aviación.
¿Cuál ha sido el platillo que nunca te ha quedado bien?
Ninguno que no ha quedado me aflige. Trabajas todos los días con platos nuevos para futuros menús. Si algo no quedó, lo borró de la lista, lo tacho y me olvido de él, porque lo primero es el respeto a mi comensal y los platos en el menú deben estar bien.
¿Cuál es tu placer culposo en la comida?
Como de todo de lo que me guste y en ningún momento he tenido la sensación de culpa. Creo que todo mundo debe tener la tranquilidad de comerse lo que se le antoje, aunque a veces pudiera pensarse que es ridículo. Son gustos personales.
¿Qué es lo más raro que has probado?
Rata de campo y sabe delicioso. También serpiente y el sabor no es desagradable. Para mí un gansito congelado es algo raro (risas).
Tu momento más feliz en la cocina
Cuando después de mucha prueba error, te sale el plato que tú soñaste y cuando lo das a probar, todos voltean a verte como diciendo: “bien, lo lograste”.
Un platillo que te haya conmovido
Han pasado muchos momentos así en mi vida. Cuando descubres un olor o un sabor que no conocías. Restaurantes en el mundo que me han causado esa sensación, han sido mucho. No deberíamos perder la capacidad de asombrarnos, incluso de un taco de la esquina.
Qué prefieres, suadero y pastor
¿No pueden ser los dos? Creo que sería suadero, pero si tengo que escoger, mitad y mitad, para no quitarme el placer.