El mundo de los comestibles orgánicos es mucho más delicado que el ‘no orgánico’. Por tratarse de productos que no contienen conservantes, ni aditivos que retrasen su proceso de descomposición, generalmente suelen echarse a perder con más facilidad.
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Entrevistamos a Lucio Usobiaga, quien es parte del colectivo Yolcan, para que nos contara un poco acerca de cómo lograr conservar por más tiempo vegetales y hortalizas orgánicas. De acuerdo con él, esto no es algo difícil de lograr. Sólo hay que observar de cerca la puesta en acción de algunas prácticas sencillas, que harán que el tiempo de vida de estos alimentos se alargue un poco más.
¡Toma nota!
Agua fría salvadora
Lucio recomienda que, una vez que los productos lleguen a tu casa, los trates con un baño helado de agua. Para esto sólo debes poner hielo en una cubeta con agua, para después sumergirlos ahí. Esto es para cortar sus procesos de maduración. Un tip: agrega en el líquido el desinfectante de tu preferencia.
Pasados unos minutos, saca tus alimentos del agua, lávalos (si lo prefieres) y sécalos perfectamente.
Cuidado especial a las hojas
De acuerdo con el especialista, uno de los vegetales que se daña con más facilidad son las hojas. Por lo tanto, una medida que te puede servir mucho es la de secarlas luego de lavarlas, envolverlas en papel absorbente de cocina y meterlas en una bolsa Ziploc. Luego deberás meterlas a tu refri.
Sobre las frutas
Cuando se trate de frutas, lo más recomendable será siempre valorar bien qué va dentro y qué va fuera. Hay algunas, como la manzana, el aguacate, la pera, el durazno y los plátanos, que será mejor siempre mantener en el exterior; otras, especialmente cuando están muy maduras, deben ser refrigeradas para que no se descompongan rápido.
Las berries son un ejemplo de esto último. Por ser tan frágiles y de vida tan corta, se recomienda guardarlas en el congelador para luego usarlas en ensaladas, desayunos con yogurt, jugos o smoothies.
Los tubérculos
Cuando se trate de ejemplares como zanahorias, raíces y betabeles, por ejemplo, se recomienda bañarlos en agua fría, lavarlos y meterlos sin bolsa en el cajón del refrigerador dispuesto especialmente para los vegetales. Quizá no lo sabías, pero el aire que corre libremente en el refrigerador puede secarlos fácilmente.
Jitomates, cebollas y berenjenas
De este tipo de alimentos, cuando son orgánicos, deben evaluarse sus grados de maduración. Cuando se trate de jitomates y cebollas, que en México son tan usadas en el día a día, lo ideal será que se queden fuera del refri hasta que alcancen un punto de maduración que no raye en el inicio de la descomposición. Recuerda que cuando se les enfría por mucho tiempo pueden perder un poco de sabor.
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Maduradores naturales
Debido a los gases que liberan, algunas frutas y vegetales son buenos compañeros fuera del refri. El plátano, por ejemplo, suele hacer que lo que tenga cerca empiece a volverse maduro muy pronto. ¿Qué tal si lo pones junto a jitomates o aguacates?
Un vaso conveniente
Otro consejo que te salvará de muchas: cuando tengas manojos de apio, perejil o cilantro, es bueno mantenerlos fuera del refrigerador y dentro de un vaso con agua a temperatura ambiente.
También vale la pena poner ese vaso dentro del refrigerador, con una bolsita de plástico encima. Su duración será mayor.
¿Hasta cuándo se pueden consumir?
Un último tip que nos dio Lucio tiene que ver con el hecho de saber identificar hasta cuándo poder comer un vegetal. Según él, hay que anteponer el sabor a lo estético. Mientras un producto de esta naturaleza no tenga hongos, dice el experto, puede consumirse. Incluso su sabor madurado puede darnos grandes sorpresas.
