El Mercado de Jamaica es un lugar abierto 24 horas para cumplir las solicitudes de cocineros y amas de casa con su inmensa variedad de productos.
Existe un destino abierto las 24 horas que está a la merced de los caprichos de los cocineros, los antojos y los requerimientos de la casa. Astutamente el vendedor de mangos rebana uno en la palma de su mano con su cuchillo recién afilado, mientras nos dice: “aquí está la prueba”. Es hipnótico, nos acercamos a tomar el gajo de manila, lo probamos, y sin darnos cuenta, ya hemos abierto el monedero. Unos segundos después, ya traemos dos kilos más en la bolsa del mandado.
Así son los mercados: te atrapan entre sus arterias y sus pasillos bulliciosos. Esquivamos al diablero, caemos en la tentación de acercarnos a todos sus puestos, y ahí viene lo peligroso: si no tenemos claro qué vamos a cocinar, simplemente llenamos la bolsa por la acción del enamoramiento de lo que vemos y probamos.
Texto y fotos Raquel del Castillo @Raquel_Pastel
En sus casi 60 años de vida, el Mercado Jamaica se distingue por las flores que antiguamente llegaban en chinampas a esta zona desde Xochimilco, pero que ahora se transportan en camionetas que abren su telón trasero durante todo el día para ofrecer sus ramos envueltos en celofán y estraza. Es la ocasión de los girasoles y siempre el tiempo de las margaritas de colores, las nubes y las rosas.
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Este sitio les trae a los niños la alegría con las piñatas, mientras que a los más grandes les devuelve la ilusión al haber perdido un trabajo o un amor, pues aquí siempre hay alguna veladora o hierbita recomendable para que todo suceda a nuestro favor. Aquí se debe llegar temprano para alcanzar el atole de arroz, blanco, de cacahuate, de avena o de nuez acompañado con su guajolota, porque es bien sabido que más tarde ya no habrá.
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Hay otras razones para llegar temprano: los hongos, un regalo de la lluvia. Después de la recolección (que sucede por la madrugada), los hongueros llegan de Puebla y de Toluca para ofrecer los montoncitos que acomodan en sus canastos. De Toluca llegaron los enchilados con tonalidades ocres y naranjas y los clavitos de oyamel que, de acuerdo a Don Ramón Desiderio, se pelan y se hierven para hacer buenos guisos. Él dice que dentro de la temporada de lluvia hay momentos para cada tipo. Hasta agosto y septiembre las morillas son visibles: una especie larga y de cabeza corrugada que se puede rellenar de cualquier cosa.
Así son los mercados, amores a primera vista de los cuales no se tiene escapatoria. Son espacios en movimiento de los cuales nunca nos aburriremos.
Mercado de Jamaica
Congreso de la Unión Esquina con Avenida Morelos
Delegación Venustiano Carranza
Inauguración: 23 de septiembre de 1957
Aquí encontrarás: Flores, piñatas, frutas, verduras, herbolaria, cestería de mimbre y jarciería, entre otros.