Por muchas razones, uno de nuestros vinos favoritos es el vino naranja. ¿Sabías que es una bebida con más de 8 mil años de historia?
El vino naranja es un tipo de vino que ha ganado popularidad en los últimos años. Sin embargo, su método de elaboración es bastante antiguo y pocos lo saben. ¿Tenías idea de que cuenta con al menos 8 mil años de historia? Acá te contamos más de ella.
El vino naranja es un vino elaborado a partir de uvas blancas, pero utilizando técnicas de vinificación típicas de los vinos tintos. Esto significa que las uvas blancas se fermentan con sus pieles y semillas, lo que le da al vino su característico color naranja y una estructura tánica similar a la de los vinos tintos.
Este vino tiene una historia antigua que se remonta a miles de años en la región del Cáucaso, específicamente en Georgia. En esta área, la vinificación en ánforas de barro, conocidas como “qvevri”, ha sido una tradición durante 8000 años y gracias a esta, adquiere su característico color naranja.
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Esta técnica ancestral implica fermentar el vino en grandes recipientes de barro enterrados en el suelo, lo que ayuda a mantener una temperatura constante y que le permite una fermentación natural y prolongada.
Las uvas se fermentan en contacto con las pieles y las semillas. Este proceso puede durar desde unos pocos días hasta varios meses, dependiendo del estilo del productor. Durante la fermentación, las pieles de las uvas liberan taninos, fenoles y otros compuestos que contribuyen al color, sabor y estructura del vino.
Los vinos naranjas son muy versátiles y pueden acompañar una amplia variedad de platos gracias a su acidez y estructura tánica. ¿Lo sabías? Aquí te damos algunos consejos para maridarlo de la mejor manera.
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Hay muchas maneras de combinar de la mejor manera el vino naranja. Imagínatelo con quesos curados, como manchego, parmesano o gouda añejo. La estructura tánica y la acidez del vino naranja complementan bien el sabor y la salinidad de estos lácteos.
De igual manera, lo puedes intentar con carnes blancas, como pollo asado, pavo o conejo. Estos platos tienen sabores más suaves, que se complementan con la estructura del vino naranja. Y no olvides que también se puede con hongos, por ejemplo, un risotto de setas, champiñones a la parrilla y pollo con setas. Los sabores terrosos de los hongos se complementan con las notas complejas de este vino.
El vino naranja ha visto un resurgimiento en popularidad en los últimos años, especialmente entre los amantes del vino natural y los consumidores que buscan nuevas experiencias. Su singularidad y complejidad lo han convertido en un favorito en restaurantes de alta cocina y bares de vinos especializados.