Recomendaciones de mezcales artesanales y con porpósitos como la conservación del maguey. Además de botellas que son verdaderas obras de arte.
Una segunda selección de mezcales elaborados con métodos tradicionales y respeto a la naturaleza. Más de uno te sorprenderá y querrás agregarlo a tu lista de favoritos para este año y los venideros.
Por: Amilcar Olivares
Marcela Figueroa, la creadora de este mezcal, viene de una tradición de más de cinco generaciones de mujeres y hombres productores del elixir líquido. Ella es quien ha continuado con la tradición familiar de Casa Figueroa, la casa mezcalera, más antigua en el estado de Guerrero, fundada en 1870.
Lo que diferencia a este mezcal, no es sólo su proceso artesanal, —que hornea los mejores agaves espadín de la región en hornos cónicos de
piedra, destilado en cobre y molido en tahona—sino que cada botella antes de salir a mercado es añejada en vidrio bajo tierra durante dos años, lo que no cambia su color transparente y brillante, pero sí le otorga un carácter único: notas bien marcadas a tierra, hierbas y aromas cítricos cuya untuosidad y cuerpo se reflejan perfectamente en la copa.
De quien esto escribe, el agave Sierra Negra, es uno de sus predilectos. Las notas anisadas, a hierba verde y especias como pimienta y jengibre, sumado a un peculiar toque de cacao y un muy ligero ahumado, lo vuelve verdaderamente único.
Sin embargo, el Sierra Negra, no es un agave fácil de encontrar. Por ello, celebramos que los chicos de Mezcal Brije hayan sacado esta edición el año pasado. De la “Capital mundial del Mezcal”, Santiago Matatlán, con una doble destilación en alambique de cobre, y una producción de tan sólo 60 litros al año, creado por el maestro mezcalero Octavio Jiménez, este mezcal es un verdadero elixir, arte líquido, perfectamente equilibrado para respetar totalmente las notas de este tan preciado agave silvestre.
Además, con mezcal Brije, siempre es un deleite disfrutarlo en sus botellas pintadas cada una a mano por artesanos de San Martín Tilcajete, que son, en sí mismas una obra de arte.
Otro proyecto sustentable, integral y de comercio justo es del mezcal Quiéreme Mucho. Parte de este principio es que “hay una sobre explotación del árbol del copal, con el que se hacen la los alebrijes”. En el cual anidan murciélagos, que son los que polinizan los magueyes para el mezcal. Así que esta sobre explotación está causando la extinción de los magueyes.
En vez de madera, el colectivo propone utilizar vidrio para la realización de esta artesanía. De esta forma cada botella de este mezcal es pintada a mano, y así también aumenta la cadena de valor del mezcal dando trabajo a artesanos, como indica Eduardo Muñozcano, su fundador.
Por otra parte, su Tepextate es una maravilla, el secreto es el tiempo de maduración de más de 23 años del agave, que después de ser horneado en tierra, es machacado a mano con mazo y en balsa de madera, lo que le otorga sabores profundos a agave crudo, maderas, salvia, tierra húmeda y notas cítricas que lo hacen único.