Contrario a lo que muchos piensan cuando escuchan “plástico”, este envase mantiene íntegramente sus propiedades y tiene muchas ventajas.
Misterios Marakame es una cerveza única en América Latina. Se trata de la primera envasada en material reciclado, que está inspirada en la cultura wixarika (huichola) del Bajío Mexicano y se compromete a cuidar la tierra que algunas entidades divinas dieron a los humanos en custodia hace miles de años.
Por: Ollin Velasco
Marakame, como ya se le conoce de forma común en el mundo cervecero artesanal, se elabora en Zapopan, Jalisco. Pero también tiene fuertes raíces nayaritas. De hecho, su nombre hace referencia al título que reciben los líderes espirituales de las comunidades wixárika, y sobre quienes cae el peso de las tradiciones y conocimientos de la región.
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Sus dos etiquetas, que pronto serán varias más, han sido bautizadas en honor al bestiario sagrado de este pueblo. Cada una toma un animal que hace referencia a los cuatro elementos de la naturaleza, que a su vez son símbolos y regidores de su identidad.
Su White Stout se llama Maxa y representa al venado, que a su vez es traducido a fuego entre los huicholes. Es ligeramente turbia, con baja actividad de carbonatación; cuenta con notas predominantes de café de carácter herbal, cacao tostado y un amargor y dulzor medios. A su vez, la Witbier se llama Ayé, en referencia a una tortuga que simboliza al agua, y se trata de una cerveza con dulzor agradable y notas a cáscara; tiene un gusto final seco, refrescante, y a menudo agrio y ácido.
Fácil y sencillo: porque son recicladas y reciclables, de PET. Contrario a lo que muchos piensan en automático cuando escuchan “plástico”, este envase mantiene íntegramente sus propiedades. En comparación con los recipientes de vidrio, incluso tiene varias ventajas.
De entrada, que la producción de botellas de PET implica menos impacto ecológico que las de cristal. Esto, debido a que no existe contaminación por micropartículas derivadas de su trituración, ni procesos de fundición, ni aclarantes añadidos.
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Esta presentación es de 710 mililitros (o sea, lo que contienen dos cervezas de cristal), es súper ligera, transportable, y verdaderamente puede desocuparse del líquido y reusarla con cualquier otro. Una razón más para confiar en este proyecto: como viene cerrada con una taparrosca, puedes dejar a medias la botella, cerrarla, guardarla en el refri y volver por ella en en un par de días, sin que sufra mayor daño que la pérdida de cierta carbonatación.
Por todo lo anterior, la Marakame tiene un precio más bajo de lo que normalmente costaría ese líquido en una presentación “normal”. Cuenta con una gama de maridaje bastante amplia (probamos la Maxa con un chile en nogada y la Ayé con mariscos, y fue la gloria) y verdaderamente contiene dentro de una botella varios significados que van desde la ecología hasta la cosmogonía de una cultura entera.
Seguro que pronto la empezarás a ver en tus depósitos de cervezas artesanales favoritos. Si la ves, cómprala. Te vas a llevar una grata sorpresa.