No solo es físico de profesión, maestro y músico; ahora este cantante travesti incursionó en el mundo de las bebidas espirituosas
Él es Octavio Mendoza, y también La Bruja de Texcoco: un cantante travesti, que enaltece la cultura mexicana y va por el mundo transmitiendo un claro mensaje de inclusión.
La Bruja de Texcoco, a poco tiempo de empezar formalmente su carrera musical, ya es muy conocida, se ha ido de gira a Europa y Sudamérica, y fue incluida en el cartel del festival Vive Latino de este año.
Pero eso no es todo. Ahora lanzó una línea de mezcales y curados artesanales que, según dice ella misma, “curan el mal de amores y te ponen feliz”.
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Todo empezó en Texcoco, hace unos años. En ese entonces Octavio, quien es físico por el IPN, así como maestro del IMSS, pero quien ya había incursionado en la música folclórica mexicana, fue contratado para tocar y cantar en una ceremonia de un curandero.
“Todo había estado normal hasta que, luego de unos mezcales, el curandero se dirigió a mí en un momento de la noche, y me dijo que yo era una bruja, y que ya estaba esperándome. Que tenía un don que aún no había descubierto”, asegura.
A partir de entonces, todo cambió. Nació la Bruja de Texcoco. No tanto como una sanadora de enfermos por medio de hechizos, sino de acordes. Desde ese momento, su forma de hacer sentir mejor a las personas es la música. Y ahora, también el mezcal.
“Hace un par de años, perdí la voz. Tenía un problema serio en la garganta. Necesitaba ayuda y fui con unas sanadoras del mercado de Sonora. Ellas me recetaron infusiones con flores, y me curé. Por eso decidí hacer curar mezcales con flores y otros ingredientes: para que, junto con mi música, eso fuera un remedio para más personas”, dice.
La Bruja de Texcoco hizo de forma artesanal etiquetas para mezcales mineros que ella trae de Oaxaca y Guerrero, y a los que previamente deja curando con flores y frutas. Cuenta que esas botellas no pueden faltar en sus conciertos.
“Cuando canto, tomo un poquito del mezcal porque, en serio, su alivio se siente de inmediato. Pero lo más importante es cuando bajo del escenario y lo comparto con quienes estén cerca. Está bien que ese alivio sea para más personas”, dice La Bruja.
Es por eso que, a pesar de que vendió algunas botellas al restaurante bar Reclusa Parda, en la colonia Cuauhtémoc, de la CDMX, su intención inicialmente hacer negocio con los destilados, sino compartir con los demás.
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Luego de varios ensayos y errores, las versiones que tiene disponibles son el mezcal del desamor, con flores de malvón rojo, mercader y albahaca; el curado para la felicidad, con marihuana, y la versión más dulce, de mezcal minero con cacao.
Si tienes oportunidad de verla tocar en vivo, es más posible que los pruebes. Si no, contacta a su equipo en su página de Facebook oficial o en su cuenta de Instagram, y podrán acordar una entrega de las botellas que más te llamen la atención (o necesites).