Redacción @elgourmetmexico Fotos Román Gómez
Hace poco más de un año abrió sus puertas esta pequeña tienda, que es sólo una pieza de un entusiasta proyecto que busca ayudar a las comunidades mezcaleras del país. Cada botella que se vende en este expendio tiene una filosofía y ha sido seleccionada siguiendo tres lineamientos básicos: que el agave del que esté hecho sea silvestre, se haga de manera artesanal y respete las tradiciones; que ayude a una familia mezcalera y a su comunidad, y que su producción involucre un proyecto de reforestación. Así, encontramos grandes mezcales, muchos de venta sólo aquí, agaves poco comunes, sotoles, sales y artesanías. La iniciativa va más allá y se centra en la difusión de la tradición mezcalera. Entre los planes en los que trabajan está la construcción de una biblioteca de autoeducación guiada en Santa Catarina Minas, Oaxaca.
- Gusto femenino: Hay pocas maestras mezcaleras y una de ellas elabora el Tuitan 2005, intenso mezcal de Durango que solamente está de venta en Sabrá Dios.
- Santoral: Sobresale en el interior un curioso altar que no venera a ningún santo católico pero sí al “Santo”, una escultura tallada a la que Jacobo Márquez y Alejandro Muñoz, los dueños, bautizaron como San Sabrá Dios.
- Sal Minera: Esta nueva línea de sales para la marca Poquito (un excelente mezcal poblano) son recetas del chef canario Pedro Martín, amante y conocedor de esta bebida. Con esta variedad de sales ofrece un acompañamiento ideal para degustar mezcal.
- Manos santas: El buen mezcal no tiene secretos o fórmulas inventadas, es el reflejo de las manos que lo hacen, por eso la fórmula es irrepetible. Agaves y mezcal hay en todo el país, no sólo en los que tienen denominación de origen.
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