El café capuccino es una bebida que ha perdurado en el tiempo, adaptándose a las tendencias y preferencias de cada generación.
El café capuccino es una de las bebidas más icónicas y populares en el mundo del café. Su historia se remonta a siglos atrás, con raíces en la cultura italiana, aunque ha evolucionado y se ha difundido globalmente.
El capuccino, tal como se conoce hoy en día, tiene sus orígenes en Italia, específicamente en los monasterios. Su nombre proviene de la Orden de los Capuchinos, una rama de los franciscanos, cuyos monjes vestían hábitos marrones con capuchas. La similitud entre el color de su vestimenta y el color de la bebida dio origen al nombre “capuccino”.
En el siglo XVII, los monjes capuchinos adoptaron una versión primitiva del café mezclado con leche y miel. Esta combinación suavizaba el fuerte sabor del café negro, haciéndolo más agradable para quienes no estaban acostumbrados a su intensidad. Esta versión temprana del capuccino fue la base para lo que más tarde se convertiría en la versión moderna.
El capuccino se distingue por su equilibrio entre el espresso, la leche y la espuma. La bebida se prepara con una base de espresso, sobre la cual se vierte leche al vapor, seguida de una capa de espuma de leche. Este equilibrio permite que los sabores del café se mantengan presentes, pero con una textura cremosa que suaviza la intensidad del espresso.
El sabor del capuccino es una mezcla perfecta entre el amargor del espresso y la dulzura de la leche. La espuma de leche, que cubre la bebida, agrega una textura ligera que complementa el sabor, creando una experiencia agradable en cada sorbo.
Para preparar un capuccino, se comienza por extraer un espresso utilizando una máquina de café. El espresso debe ser fuerte y concentrado, ya que es la base de la bebida. A continuación, se calienta la leche hasta que alcance una temperatura adecuada, pero sin llegar a hervir. La leche al vapor se vierte sobre el espresso, creando una mezcla homogénea. Finalmente, se añade la espuma de leche, que se obtiene al airear la leche mientras se calienta.
Tradicionalmente, el capuccino se sirve en una taza de 150-180 ml, lo que permite que los sabores se concentren. Algunos baristas decoran la espuma con un poco de cacao en polvo o canela para realzar el aroma y el sabor.
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Con el tiempo, el capuccino se ha expandido más allá de las fronteras de Italia, convirtiéndose en una bebida de referencia en cafeterías de todo el mundo. La popularidad del capuccino aumentó significativamente en el siglo XX, cuando las máquinas de espresso comenzaron a ser más accesibles y las cafeterías se convirtieron en puntos de encuentro sociales.
El capuccino también ha dado lugar a diversas variaciones, como el “cappuccino freddo”, que se sirve frío, y el “cappuccino vienés”, que incluye crema batida en lugar de espuma de leche. Estas variaciones han permitido que la bebida se adapte a diferentes gustos y preferencias, manteniendo su esencia original.
En resumen, el café capuccino es una bebida que ha perdurado en el tiempo, adaptándose a las tendencias y preferencias de cada generación. Su equilibrio de sabores y su rica historia lo convierten en una elección clásica para los amantes del café en todo el mundo.