Un verdadero duelo de cafés cremosos, descubre las características que diferencian a dos bebidas únicas muy suaves, el flat white y el latte.
En el universo de los cafés, dos bebidas se disputan el trono en cuanto a favoritismo para los amantes de la versiones cremosas: el flat white y el latte. A simple vista, pueden parecer similares, pero sutiles diferencias en su preparación y sabor las convierten en experiencias únicas. En esta nota, te contamos sobre el origen de esta bebida caliente perfecta para esta temporada de lluvia. Además, conoce los elementos que no pueden faltar al momento de preparar un auténtico flat white.
Por: Desiree Perea
El flat white tiene sus raíces en Australia y Nueva Zelanda, donde surgió en la década de los 80’s como una alternativa al cappuccino. Los locales buscaban una bebida con una textura aterciopelada, pero con menos espuma. Su nombre hace referencia a la fina capa de espuma con el que se corona la bebida; a diferencia del cappuccino, pues este requiere de una capa más espesa.
El latte por su parte, tiene su origen en Italia, remontándose al siglo XVII. Su nombre proviene de “latte” en italiano, que significa “leche“, y se caracteriza por su mayor proporción de leche en comparación con la parte de espresso, resultando en una bebida más suave y cremosa.
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Ambas bebidas se preparan con café, sin embargo, una es favorita para quienes disfrutan del café sin mucha intensidad; en este caso hablamos del latte. El flat white se prepara con dos shots de espresso y leche al vapor. Aplicar dicha técnica en la leche, logra la formación de una capa ligera de espuma en la parte superior.
Su textura se mantiene aterciopelada y pero no es una bebida densa. En el flat white predomina el sabor intenso a café y un toque de dulzura de la leche. Actualmente, existen versiones donde se agrega jarabe a la leche para darle otro sabor. Algunas opciones favoritas se preparan con vainilla, chocolate o caramelo.
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A simple vista, ambas bebidas pueden parecer similares, pues comparten los mismos ingredientes; además de que ambas se sirven calientes. Sin embargo, decir que el latte es igual que el flat white, genera controversia en distintas partes del mundo. Esta percepción es incorrecta comenzando por la cantidad de café.
El latte se prepara únicamente con un shot de espresso. Aunque es posible ordenarlo con una carga extra; la versión original se caracteriza por un sabor suave de café. Por otro lado, esta bebida a diferencia del flat white, se caracteriza por ser sumamente cremosa.
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Finalmente, centrándonos en la parte a cargo de la textura final del latte, se incluyen dos terceras partes de leche al vapor; y se termina con una capa superior de espuma de leche. Para lograr una espuma firme, se bate con un poco azúcar.
La elección entre un flat white y un latte depende completamente de las preferencias personales. Si buscas un sabor intenso a café con una textura aterciopelada, el flat white es la opción ideal. Mientras que, si prefieres un sabor más equilibrado entre el café y la leche; el latte seguramente conquistará tu paladar.