Uno de los padecimientos más graves del mundo moderno puede controlarse si se consumen los alimentos adecuados, en dosis adecuadas.
La ansiedad es uno de los males más grandes de la actualidad. Se puede desencadenar por muchas causas –que pueden ir desde orgánicas, hasta externas– y afortunadamente también hay alternativas para controlar este padecimiento, si nos alejamos de ciertos alimentos.
El encierro por la pandemia de coronavirus ha agravado y aumentado el número de casos de ansiedad en todo el mundo. Con más razón, es momento de vigilar de cerca lo que nos llevamos a la boca.
A continuación te presentamos una guía básica para que te des una idea de, si sufres de ansiedad, qué podría ser lo que provoque que sea más intensa. Lo más importante será siempre consultar a tu médico de cabecera; no obstante, si dejas de consumir estos alimentos es muy probable que mejores naturalmente:
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Es el caso de los embutidos, la mantequilla en exceso, el aceite de palma, los quesos más amarillos y todo lo que tiene que ver con la panadería y repostería industrial.
Dichos alimentos favorecen la obesidad y el aumento de los niveles de colesterol en tu cuerpo. A su vez hacen que tu sistema vascular trabaje a marchas forzadas y, por ejemplo, que desencadene taquicardias que le van terrible a alguien que padece ansiedad.
Lo mismo bebidas energizantes artificiales, que café, tés o refrescos con cafeína. Estos productos son capaces de generar ansiedad en una persona, incluso si no tiene antecedentes de la enfermedad. Ello se debe a que, por naturaleza, dichas sustancias ponen a nuestro sistema nervioso en estado de alerta.
De acuerdo con el FDA, que es el departamento de salud gubernamental de Estados Unidos que da el visto bueno a alimentos y medicinas para consumo humano, 400 miligramos de cafeína al día (entre cuatro y cinco tazas de café) para un adulto no tienen efectos negativos peligrosos.
“Sin embargo, hay un amplio grado de variación en lo sensibles que son las personas a los efectos de la cafeína y qué tan rápido la metabolizan (asimilan).”
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De inicio, el alcohol es una sustancia euforizante. No obstante, con el paso del tiempo se vuelve un depresor del sistema nervioso. En algunas personas –también dependiendo de la forma específica en que su cuerpo lo asimile– puede causar ansiedad y taquicardias.
Este aditivo artificial se utiliza para realzar los sabores de la comida y suele ser adictivo. Si quieres cuidarte de este ingrediente, que consumido en exceso también produce ansiedad, taquicardias y dolor de pecho, pon especial cuidado en las salsas de soya, las salsas picantes ultraprocesadas y hasta las papitas fritas que compras en la tienda de la esquina.
La sal, si se come en exceso, puede lograr que la presión sanguínea sea mayor y, por consiguiente, que fuerce de más a nuestro corazón. Por su parte, el azúcar refinada ayuda a tener subidas abruptas de energía, que también pueden desencadenar ansiedad. Los edulcolorantes artificiales, ojo, no están exentos de esta posibilidad.