Por: Mario Zumaya Cruz
Okinawa no solamente es fuente de karate y del Señor Miyagi. Debajo de las aguas que rodean esta isla al sur de Japón, podemos encontrar los campos subacuáticos donde decenas de familias siembran y cosechan una especie de alga única en el mundo: mozuku.
Mozuku es una especie prácticamente endémica de esta isla, ya que aquí se cultiva el 99% de la producción total y no solo eso, también es una parte importante de la economía de la isla, que produce más de 20 mil toneladas cada año.
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Esta alga se consume principalmente acompañada con salsa de soya y vinagre debido a que su sabor es solamente ligeramente salado, ¿entonces por qué hay tanta demanda por esta simple alga? Sencillo: por ser considerada un “súper alimento” con comprobadas propiedades antioxidantes y benéficas para el sistema circulatorio y la prevención del cáncer.
Cultivo y domesticación del mozuku
Desde hace más de 35 años, varias familias de la isla empezaron el cultivo y domesticación del mozuku. Cada otoño, cientos de cuerdas son hiladas y unidas con semillas de esta alga en tierra. A continuación, las cuerdas son llevadas al océano y colocadas en aguas poco profundas.
Este armonioso sistema de cosecha es sustentable y permite que el ecosistema alrededor de las líneas no se vea afectado sino todo lo contrario: los organismos salen beneficiados de las algas, que son hogar y fuente de alimento para ellos también.
Meses después se pueden apreciar cientos y cientos de líneas de algas en el océano, lo que significa que ya es tiempo de cosecha. Las familias salen de nuevo en sus botes equipados con una aspiradora gigante. Uno de ellos baja y manipula las algas y la manguera de la aspiradora, mientras otros en el bote se encargan de acomodarlas en cajas. En solo un día pueden llegar a cosechar poco más de una tonelada.
Desgraciadamente, esta siembra recientemente se ha visto en peligro debido al incremento de la temperatura del agua y a la contaminación y de la misma, que ha hecho que las algas tengan más dificultad para desarrollarse, poniendo en entredicho el futuro de las siguientes generaciones que se dedican a ellas.