Lugar de vino, de pescado, de gastronomía. Suelo donde los sueños se convierten en ideas y el trabajo hace posible que todo se haga realidad. Un México con otra personalidad.
Para muchas personas la historia compartida entre Ensenada y sus valles ya es bastante familiar. Gracias a las narraciones de viajeros, amantes del vino y de quienes disfrutan los placeres de la vida, existe un conocimiento esencial del fenómeno gastronómico y enológico que está transformando a este rincón pródigo de México; sin embargo no todo está dicho. Este destino evoluciona como los vinos.
Ensenada y los valles han tenido sus añadas, unas mejores que otras, pero a pesar de los problemas externos que han golpeado su industria turística, la gente y la belleza natural de esta región está apuntalada como una de las más interesantes para los gourmands ortodoxos.
Si te gustan los vinos mexicanos y estar al tanto de lo más propositivo de la gastronomía, no hay mucho que analizar, tienes que ir al vórtice de donde todo emana.
Aun cuando existen varios servicios con visitas guiadas de un día (que por lo general incluyen 3 viñas), un auto es sinónimo de libertad; es importante poder decidir los horarios y el número de viñedos a disfrutar. En un lugar así no se puede andar con límite de tiempo. Trasladarse a sitios cercanos, como el mirador oceánico de La Bufadora, el área gastronómica de Pueblo Nuevo, famosa por sus tacos de langosta, es mucho más sencillo cuando hay un vehículo a plena disposición.
Lo primero que llama la atención sobre la carretera, entre el Valle de San Antonio y el Valle de Guadalupe, es el recién inaugurado Museo del vino. El edificio alberga una colección de objetos que, con una museografía contemporánea, narra la historia de la producción vitivinícola en la región. Además cuenta con espacios para convenciones y eventos que seguramente contribuirán al impulso económico. Es de esperar que durante las fiestas de la vendimia, este sea uno de los puntos de reunión más concurridos.
Hablar de cuáles son aquellas vendimias que se deben visitar es absolutamente subjetivo. Sin embargo podemos mencionar que algunos de los sitios sui generis que resaltan en este viaje son los viñedos de la región.
Una vez que el viajero se ha internado en los valles de Ensenada debe saber que no sólo de vino vive el hombre, y que al cabo de un par de degustaciones, lo que empieza a mandar es el hambre. Así es que múltiples restaurantes del más alto nivel se han posicionado en la región.
Con las complicaciones de la influenza hace algunos años, la crisis financiera de los Estados Unidos y la inseguridad que empañó a la vecina de Tijuana, en Ensenada se las vieron muy duras para sostener la infraestructura turística. Fue entonces cuando cocineros, productores de vino y prestadores de servicios identificaron al mercado que siempre se mantuvo leal: el viajero mexicano. La gente con gusto por consumir lo mejor del país es a quien se propusieron seducir, aún con la esperanza de la resurrección de la afluencia norteamericana.
Ensenada ya no se conforma con ser aquel puerto donde paraba un crucero cargado de cientos de extranjeros. Hoy, mexicanos, europeos, canadienses y estadounidenses gourmands han sido clave para la reorientación de los servidores turísticos. Cada vez hay más, pero sobretodo, mejores restaurantes. Los lugareños ya reconocen a sus cocineros con orgullo, y en torno a ellos ha florecido una serie de bares, enotecas y clubes nocturnos que iluminan las noches del puerto. Los locales que antes vendían alcohol a menores de edad se están transformando en boutiques gourmet, cervecerías artesanales y, en general, comercios para un mercado exigente en lo que a servicio y calidad se refiere.
En Baja California la vida es más sabrosa, punto y coma. El turismo ya es parte de la gastronomía y viceversa, la región, casi fronteriza no se puede entender sino se prueba lo que de su mar se extrae. La gente de Ensenada sabe y exige comer buen marisco. Entre restaurantes y carretas en las banquetas del centro se puede hacer una lista de auténticos edenes culinarios para paladares débiles por los frutos marinos.
Pausa… Antes de hacer un típico recorrido por el mercado de mariscos, te recomiendo que contactes a los especialistas que cultivan ostiones, mejillones y abulón en las frías aguas de la bahía de Ensenada. Estas compañías, aparte de obtener cientos de toneladas con ejemplares de exportación, ofrecen paseos guiados a las granjas acuáticas, donde explican todo lo relacionado al cultivo de estas delicias, y por si esto no fuera suficiente, se tiene la oportunidad de probar algunos de estos suculentos animalitos recién sacados del agua, con un poco de sal, limón, chile y cerveza.
En tierra firme el puerto está lleno de opciones fantásticas para probar lo mejor del Pacífico. En los puestos del mercado y en las calles del centro las carretas que venden cocteles y tostadas de mariscos son imperdibles. La guerrerense, El gordito y La neñora de Navolato, exaltan la gloria de lo sencillo y fresco en una eterna competencia por ser la mejor carreta.
Mención aparte merece el Santo de los crudos, que con una receta que integra carne de opa (pescado de aguas profundas), mejor conocido como moon fish, en una preparación que emula los caldos de caguama de décadas atrás, se ha llenado de fieles que no resisten el encanto de sus tacos y consomés. El mayo, en la calle Cortés del primer cuadro de la ciudad es una experiencia mañanera sin igual.
Las opciones seguras para comer muy bien y evitar los grupos de turistas recién desembarcados, son Muelle tres, La cocedora de langosta, Barra azul y La contra que además es prestigiada enoteca, en la que uno puede perderse entre una galería irresistible de etiquetas regionales.
Al caer la noche la actividad disminuye considerablemente en los valles, y quien aparte de cenar en alguno de los grandes restaurantes busque un poco más de ajetreo, el lugar es Ensenada.
La cervecería Wendlandt es un lugar muy reciente, ofrece un de cervezas artesanales locales y snacks de primera calidad preparados por la chef Krista. No te pierdas de los sliders o mini hamburguesas.
Ultramarino es un bar con buenas tapas, cerveza artesanal y originales cocteles que se ha consolidado en la escena noctámbula. También está EuroBar, una alternativa para gente joven y con gusto por la mezcla de Dj´s en vivo.
Cantina Hussongs es un clásico desde finales del siglo XIX. De buen ambiente, bulliciosa y revoltosamente ecléctica; famosa también por sus itinerantes grupos de música norteña que interpretan desde Bronco hasta Pink Floyd.
Cuando estés ahí prueba Agua mala y Marinera, las dos marcas locales de cerveza que por su excelente elaboración, y con cada una de sus variedades, se están robando el corazón de los fieles y amantes de lo hecho “a mano”.
No olvides llevar recuerdos a casa. Los quesos, tanto las variedades extraordinarias de Tito Cortés, como de los de Ramonetti, son un regalo infalible. Lleva aceites, panes, salsas, mermeladas y cosméticos artesanales.
Los productos orgánicos regionales están en La flor de la calabaza, una boutique con los alimentos más frescos de los campos vecinos y una selecta variedad de productos de belleza, el cuidado personal y la decoración, con orígenes artesanales.
Tomándose el tiempo, con calma, disfrutando de cada bocado, de cada panorámica; caminando entre viñedos, observando el mar, los atardeceres; gozando cada sorbo de vino, platicando con la gente y tratando de olvidar que hay un mundo afuera que gira demasiado a prisa, Ensenada y sus valles se disfrutan como pocos destinos. No se parecen en nada a las capitales turísticas de México. La ciudad no tiene una estética apegada a los cánones regentes, y seguramente hay quienes prefieren conformarse con sol y playa. Pero para quienes consienten ante todo al gusto y a la paz interior, este es uno de los paisajes de mayor valía en el territorio nacional.
La villa del valle (www.lavilladelvalle.com)
Hotel Endémico (www.grupohabita.mx)
Adobe, viñedo y hotel (www.adobeguadalupe.com)
Hotel del Valle de Guadalupe (www.hoteldelvalledeguadalupe.com)
Hacienda Guadalupe (www.haciendaguadalupehotel.com)
La casa de Guadalupe (www.casadeguadalupe.com)
Hotel Coral (www.hotelcoral.com)
Casa Natalie (www.hotelcasanatalie.com)
Cabañas cuarto oscuros (www.cabanascuatrocuatros.com.mx)
La zona vinícola es conocida como Valle de Guadalupe pero en realidad son tres los valles. San Antonio de las Minas y Guadalupe son los principales pero también en el de Santo Tomás, San Vicente, La Grulla, Ojos Negros y Tecate, más al norte, se han desarrollado casas vitivinícolas de buena fama.