El bocadillo de calamares es un platillo tradicional madrileño que se consume principlamente en la Plaza Mayor y tiene una historia que data del siglo XVIII.
El bocadillo de calamares es un platillo típico de la gastronomía de Madrid, se suele consumir comúnmente en la Plaza Mayor y tiene una historia que proviene de una visión religiosa.
Por Pamela Trejo.
Si nos remontamos tiempo atrás, en el siglo XVI, la manera de transportar los alimentos era sumamente difícil y casi no se consumía ningún animal que viniera del mar.
Por esta razón, se tenían que idear muchas maneras para que el alimento no se echara a perder en el trascurso del viaje.
Esto hizo que se inventaran muchos métodos de conservación como la miel, la sal y el ahumado, entre otros.
El viaje de las zonas costeras a Madrid duraba aproximadamente de 11 a 12 días.
Hasta 1739 se pidieron los permisos especiales para traer pescados y mariscos desde el norte de la península.
De esta forma, comenzaron a llegar los pescados en mejor estado.
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Con la llegada del ferrocarril a España ,en el siglo XVIII, todo se facilitó.
El consumo de mariscos y pescados fue en aumento, el encuentro entre las diferentes cocinas que provenían de las costas de Galicia (por nombrar una), se hizo más presente y comenzó la historia del bocadillo de calamares.
Como bien sabemos, la religión es parte importante de nuestras tradiciones culturales e influye directamente (en algunos casos) en nuestra alimentación.
La abstinencia es para los creyentes de la iglesia católica una forma de unirse a Dios, en un espíritu de penitencia para recordar la muerte de Jesús.
En esos tiempos, este acto de voluntad se practicaba (y se sigue practicando) en los días de cuaresma.
Esto consiste en prohibr comer carnes rojas y su derivados, dejando a la imaginación de los cocineros el menú diario.
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Como mencionamos con anterioridad, la llegada del ferrocarril y el transporte ágil de los alimentos, facilitó las condiciones del pescado y los mariscos, que generaban mucha más confianza al consumirlos.
El bocadillo de calamares y otras recetas más, lograron respetar los designios religiosos y facilitar las comidas diarias de los pobladores.
Las sardinas, el besugo y los jureles, reinaban la cocina madrileña, no fue hasta la llegada de la cocina andaluza, con los colmados flamencos (establecimientos en dónde se cantaba y bailaba), las tabernas gitanas y claro, las mujeres cocineras migrantes, que comienza la receta del bocadillo de calamares, un platillo perfecto de aprovechamiento, pues no genera espinas y por lo tanto, no existe la merma, ideal para las clases sociales “bajas”, por su asequibilidad, es que surge el bocadillo de calamares.
Este bocadillo consiste en calamares rebozados y fritos en aceite vegetal.
Estos se colocan en un pan partido a la mitad y quedan listos para degustar el sabor de la gastronomía castiza madrileña.
En la actualidad, este bocadillo de calamares se consume principalmente en los barrios de la Plaza Mayor, en dónde generalmente se encuentra a gente joven disfrutando de bebidas, comida y música.
Actualmente es considerado un platillo tradicional del “fast food” que ahora se ha modernizado en cuestión de ingredientes o panes diversos que se le agregan a este platillo.