STK llegó desde Las Vegas para STK convertirse en un steakhouse moderno, con una mezcla de lounge y ambiente nocturno en Polanco.
STK llegó desde Las Vegas a la Ciudad de México con un concepto inspirado en mariscos, cortes de carne premium, postres originales y mixología de autor.
De entrada puedes elegir ensalada kale, coles de Bruselas y la Blue Iceberg: lechuga, tocino, queso azul y jitomate cherry. El resto de las entradas se componen de tostada de tártara de atún, pulpo a la parrilla, camarones roca y tacos de jaiba. Nuestra recomendación y uno de los platillos insignia de STK son los ravioles rellenos de short rib con trufa y pasta wonton.
Uno de los conceptos que de STK es convertirse en un steakhouse moderno, con una mezcla de lounge y ambiente nocturno; por lo cual los cortes de carne son uno de los platillos cumbres del restaurante.
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Hay dos cortes para compartir: Porterhouse y Tomahawk, ambos de casi un kilo. Se recomienda acompañar la carne llas salsas de la casa: Bearnesa, STK Bold Au Poivre, Blue Cheese Butter. Claro, además de una copa de vino de la casa -pregunta al sommelier, te dará la recomendación perfecta.
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Los platos fuertes están compuestos por short rib braseado con puré de nabo y relish de pimientos; risotto de hongos con leche de coco y espárragos; langosta a la parrilla con poro, espinacas, queso gruyere; medio pollo rock cornish con cebollitas cambray escalfadas en mantequillas.
En el rubro de postres, STK destaca por #TheCloud: panqué de chispas colores, merengues, malvaviscos, helado y algodón de azúcar… que se desvanece frente a tus ojos cuando una vela es prendida en medio del postre.
La carta de vinos está compuesta por etiquetas mexicanas y europeas. Destacan Casa Madero Rosea, Casarena, Ignis y Montes.
Dentro de la coctelería: encuentras reinvenciones de clásicos como el Ginger Mojito: cognac, ginger ale y limón menta; Paloma Escobar, el tradicional trago de tequila pero escarchado con chile en polvo; y el Not Your Daddy’s Manhattan: whiskey, vermouth y bitter.