Por Pilar Prado y Alexander Scherer
La zona centro de la Ciudad de México refleja no sólo la historia de nuestro país, sino también la de todas las influencias gastronómicas de ésta en un espacio bien delimitado. Si pudiéramos definir la calle más importante desde el punto de vista gastronómico, ésta sería Francisco I. Madero.
Ahí se situaba la mayoría de los establecimientos de la Bella Época Mexicana, el Lady Baltimore, el Café la Concordia y el primer restaurante Sanborn’s, que abrió sus puertas en 1917 en la Casa de los Azulejos.
Otro establecimiento histórico que vale la pena visitar es La Ópera, que abrió en 1876 como una refinada pastelería francesa.
Ya como cantina se instaló en 5 de Mayo y Filomeno Mata, conservando su decoración de marcado estilo francés, donde el cliente más famoso fue don Porfirio Díaz y, después de la Revolución, Villa y Zapata. La construcción es considerada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia como patrimonio de la ciudad.
También hay que visitar en la calle de Tacuba el tradicional Café Tacuba, sobre todo para el desayuno o almuerzo. Adaptado en 1912 en una casona del siglo XIX, disfruta de fama por sus tamales, pan dulce, atoles y chocolate.
Café Tacuba
Otro reconocido restaurante de cocina mexicana se ubica en Palma 23: El Cardenal, donde podrás paladear unos buenos chilaquiles con filete, el pan recién hecho acompañado con nata y otras delicias.
Un establecimiento igual de famoso es El Taquito, fundado en 1923 por don Marcos Guillén y su esposa, en la calle del Carmen 69, con sus taquitos de barbacoa, carnitas, chicharrón, su sopa de médula y un inconfundible ambiente taurino.
El Taquito
Si lo que se deseas es degustar de la cocina española, que domina ampliamente el panorama de esta zona, puedes acudir al Casino Español, localizado en la calle de Isabel La Católica, cerca de Madero.
Casino Español
Otra opción es ir al Centro Castellano, en República de Uruguay, entre Bolívar y el Eje Central, para probar su cordero al horno; al Círculo Vasco Español, en 16 de Septiembre, donde es un deleite la paella valenciana; o al Correo Español, en Plaza de la República, donde el cabrito al horno es de lo mejor.
Para probar platillos de la cocina clásica francesa hay que detenerse en Paseo de la Reforma 316, en el Champs Elysées, y probar su confit de pato.
La oferta de servicios de alimentación en esta zona es enorme e imposible de enlistar en tan reducido espacio, pero hay opciones para todos los paladares y todos los bolsillos. La recomendación es caminar, conocer su historia y detenerse donde los aromas nos llamen la atención. Buen provecho.