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Pozo de Luna, la bodega de San Luis Potosí que está conquistando el mundo

Por: Ligia Bang 12 Nov 2020

Elaborar vinos que sean una expresión lo más auténtica de la tierra potosina, y no tratar de imitar a nadie o buscar cuestiones que el terroir no dé. Ésta es la filosofía primordial de Pozo de Luna, una bodega excepcional en todos aspectos, que recién recibió cuatro medallas en concursos internacionales.

Siempre es una excelente noticia saber que algún vino mexicano ganó una medalla en un concurso internacional. Me da gusto por las bodegas premiadas, claro, pero más por el hecho de que cada etiqueta galardonada pone en alto a México como un estupendo productor de vino. En nuestro país tenemos excelente vino, ¡y hay que presumirlo! Una de estas vinícolas es Pozo de Luna, ubicada en Soledad de Graciano Sánchez, San Luis Potosí. Un estado que presenta una geografía y un clima poco aptos para la cosecha de la vid y que, sin embargo, acoge a uno de los viñedos más privilegiados de México y el mundo.

Con respecto a las características tan especiales de Pozo de Luna, las medallas recién obtenidas, el proceso de vinificación y más, hablamos con Alfredo Oria, subdirector comercial y sommelier de la bodega. Una charla sumamente interesante que nos deja ver por qué estos vinos han sido reconocidos no sólo en nuestro país, sino también en importantes concursos de Europa.

Enhorabuena, ¡cuatro medallas internacionales para Pozo de Luna!

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“Ha sido un año de muchos contrastes para nosotros. Empezamos con toda la situación de la pandemia. Muchos de nuestros clientes son restaurantes o centros de consumo, y han estado cerrados, limitados o incluso quebraron. Teníamos un año súper complicado. Pero llegó septiembre y con él, los resultados de todos los concursos, lo que ha sido algo muy especial y de mucha alegría. Nuestras etiquetas ganaron cada una su propia medalla, lo que le dio a la marca Pozo de Luna y a la bodega un gran reconocimiento en Europa”, me comparte Alfredo.

Durante la edición 27 del Concours Mondial de Bruxelles, se otorgó la Gran Medalla de Oro Pozo de Luna Malbec 2015, como Vino Revelación de México. Una etiqueta que fue considerada el mejor Malbec de todo el concurso, incluso por encima de los argentinos y franceses. “Yo me emocioné muchísimo cuando me habló un amigo, que también tiene una vinícola en Guanajuato, y me dio la noticia. Yo estaba en un supermercado en Cuernavaca, comprando comida, y no sabía que habíamos obtenido la medalla, y en medio del súper casi me pongo a llorar de la emoción”, me comenta Alfredo.

Asimismo, el pasado mes de agosto, la etiqueta Pozo de Luna Viognier 2019 se hizo acreedor a la Medalla de Bronce en el International Wine & Spirits Competition (IWSC), evento realizado en la ciudad de Londres, en donde fue catalogado como uno de los mejores 12 vinos de su clase a nivel global.

También en el certamen IWSC, Pozo de Luna Merlot 2015 triunfó como el Mejor Merlot de México y fue elogiado por sus notas características de ciruelas y cerezas maduras mezclada con notas herbales sobresalientes, trasfondo animal y sus taninos suaves y balanceados.

En tanto, la prestigiosa publicación Decanter World Wine Awards entregó la Medalla de Bronce Pozo de Luna Syrah 2015.

Ante estos logros, Alfredo comenta: “Nos sentimos muy orgullosos de que San Luis Potosí se ponga en medio del mapa global en estos concursos y que les haya gustado este estilo. Porque nuestros vinos no tienen el típico estilo que quizá la gente asocia con vino mexicano, más similar al que se elabora en Ensenada o Coahuila. El vino de de Pozo de Luna no se parece a ninguno, ni siquiera al de Querétaro o Zacatecas, que están cerca de San Luis Potosí. Esto nos compromete a seguir este camino que hemos tomado desde hace 10 años”.

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Vinos únicos que expresan lo mejor de cada cepa y el terroir

Sabemos que el resultado de un vino, bueno o malo, tiene una estrecha relación con la uva que lo produce, las cualidades del terruño, el clima del viñedo y el proceso de vinificación, que sigue el estilo de cada bodega. Esto es, digamos, la pieza medular en el mundo de la enología, y algo clave y esencial para Pozo de Luna. ¿Por qué? Porque los vinos de esta vinícola, comandada por el enólogo Dr. Joaquín Madero Tamargo, pueden considerarse únicos no sólo en México sino en el mundo. Esto debido a que las uvas provienen de un terruño sumamente particular, con condiciones irrepetibles. Y más allá de utilizar técnicas artesanales, maquinaria de avanzada o ciertos métodos, en Pozo de Luna la clave se encuentra en sus uvas y en lo que les aportan el suelo y el microclima de esta viña tan peculiar.

Pozo de Luna está ubicado en una zona del estado más pegada al Bajío, al oeste y el sur de San Luis Potosí. Presenta un clima semiárido que permite desarrollar una viticultura donde la vid se estresa por la falta de agua, echa raíces muy profundas y jala mucha mineralidad. El viñedo es pequeño, de sólo 15 hectáreas. En él, nace y se desarrolla el 100% de la fruta para los vinos. “Nunca en la historia de Pozo de Luna hemos comprado una sola uva ni la hemos vendido a alguien para que haga sus vinos”, aclara Alfredo. Aunque es una extensión reducida, presenta nueve suelos diferentes en los distintos lotes. “Esto se traduce en una complejidad y mineralidad bien distinta a la de Ensenada. Ahí tienen vinos sódicos, salados. Aquí no, nuestra mineralidad es más como de roca, más de tierra, más orgánica en algunos lotes, que le dan un carácter especial a cada vino”.

“En el terruño donde está el viñedo de Pozo de Luna hay unas condiciones excepcionales. No en cualquier punto, ni siquiera dentro del valle de San Luis Potosí, se puede tener un viñedo exitoso. Realmente el viñedo está ubicado en una zona privilegiada y única en muchos sentidos. La altura es muy especial, estamos cerca de los 1,900 metros sobre el nivel del mar. En Europa, cuando dicen que es un viñedo de altura, están a 600 u 800 metros. Incluso en Argentina, los viñedos de Los Andes andan en 1,300-1,400 metros sobre el nivel del mar. Nuestro viñedo es de los más altos del mundo, y eso nos da una situación climática particular que nos permite tener este viñedo de calidad”, explica el subdirector general de la bodega.

Para que te des una idea, el viñedo de Pozo de Luna está a una temperatura aproximada de 8-10 grados Centígrados a las 5 de la mañana, con una gran influencia de neblina que sólo se da en esa pequeña región cercana a la capital del estado. Por la tarde, las vides reciben muchas horas de sol, con una temperatura promedio de 28 grados Centígrados.

“Hay una diferencia de 20 grados de un momento a otro, que es exactamente lo que necesita una vid para dar una fruta de calidad. Guardar acidez y frescura con el frío de la mañana, y obtener madurez, azúcar y color con el calor de la tarde. Estas cuestiones particulares del terruño nos permiten hacer un vino excepcional, balanceado y único. A un consumidor le puede gustar más o menos el estilo, pero lo que hay que valorar es que este vino no se puede reproducir en ningún otro lugar del mundo. Es este terruño y punto. Si te gustó, qué bueno, sólo este vino te dará esta experiencia. Si no te gustó, no hay problema, peor hay que reconocer que la calidad objetiva ahí está”, dice Alfredo.

Al final, el resultado de Pozo de Luna son vinos transversales, que es el estilo de la bodega, con una propuesta particular dentro de la oferta mexicana. Son vinos gastronómicos, sutiles, elegantes, balanceados. Los tintos tienen un aporte importante de la madera, y han evolucionado con características únicas. Son vinos con mucha armonía, no hay alcohol muy alto y nunca encontrarás un tanino astringente o duro. “Son vinos que van perfectamente con la gastronomía local, nacional o internacional, la que tú quieras. Están diseñados para ese tipo de disfrute, no van a opacar al platillo ni son súper potentes”, señala el sommelier apasionado, quien lleva poco más de 10 años colaborando con Pozo de Luna.

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La maestría detrás de cada cepa

El objetivo de Pozo de Luna es expresar lo mejor de cada cepa y el terroir, con las características únicas que la tierra aporta a las vides. Al principio del proyecto, cuando se hicieron los estudios de suelo y las pruebas con distintas variedades, hubo unas que se adaptaron muy bien, que son las actuales: Cabernet Sauvignon, Syrah, Merlot y Malbec (tintas); Sauvignon Blanc y Viognier (blancas). Hubo otras a las que no les gustó alguna cuestión del terreno, como la Chardonnay.

“Se hicieron pruebas y esta uva no se sintió a gusto. Sin embargo, estamos desarrollando un proyecto muy especial alrededor de la Pinot Noir. No es el clima ni la situación de terruño ideal para esta uva, que se podría decir que es algo caprichosa. Sin embargo, ya tenemos un vino que probablemente embotellemos el año que viene, que la verdad es un milagro, porque la uva se desarrolló muy bien y se sintió cómoda en este pedacito de viñedo que tenemos de Pinot Noir. Pero el vino apenas está en proceso”, comparte Adolfo.

En ese sentido, más que probar con nuevas uvas, la bodega prefiere especializarse en las que ya tiene en su viñedo, para cada año hacer un vino mejor que el anterior. “Queremos especializarnos en lo que ya demostró que da una expresión afortunada en nuestro terruño, en que el viñedo esté sano, que se siga desarrollando bien, que tenga buena calidad… Y seguir por ese camino, más que experimentar”.

El método de elaboración del vino en Pozo de Luna se considera artesanal, especialmente en el campo, porque no entran máquinas. Toda la cosecha se hace a mano, se recoge cada racimo, uno por uno. “Todo siempre ha sido así, desde que plantamos este viñedo hace 10 años más o menos”. En bodega, cuando se hace la cosecha y llega la fruta, sí utilizan equipo de última generación: mesas de selección, un roto fermentador, una prensa neumática, tanques de acero inoxidable con control de temperatura. El objetivo es lograr un vino perfectamente sano, que no necesite ningún tipo de intervención, correcciones o añadidos.

Los blancos y el rosado son la expresión directa del viñedo, una expresión auténtica de la tierra. Se embotellan y se venden al siguiente año de la cosecha. No tienen paso por barrica ni fermentación maloláctica. Los tintos, una vez que se hace la vinificación, se pasan a barricas nuevas, donde permanecen en promedio 14 meses, a veces 15 o 16. Después de este tiempo de crianza, se embotellan y están dos años en reposo para que cuando Pozo de Luna ponga en venta las botellas, al cuarto año de la cosecha, el vino esté en el momento ideal de consumo. Ya está pulido, ya está evolucionado, ya adquirió cierta complejidad.

La filosofía de la bodega es que cuando el vino llegue al consumidor, ya esté en un momento ideal de consumo. De ahí que, si bien pueden ser vinos de guarda estupendos, que continúen dando lo mejor de ellos, lo cierto es que desde el primer momento en que llegan a tu copa están en su esplendor.

Dónde comprar vinos de Pozo de Luna

Puedes hacerlo desde la tienda en línea de la bodega, en donde han lanzado interesantes ofertas para este Buen Fin. También puedes encontrar Pozo de Luna en Vid Mexicana, la tienda de Soy Vino Mexicano en Mercado Libre y en Amazon.

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