Islas privadas: edenes high-end en Bleu&Blanc. Descubre las islas privadas en el mundo que brindan unas vacaciones personalizadas, íntimas y sustentables.
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Hace apenas unos 10 años, pasar tus vacaciones en islas privadas ya era posible pero continuaba siendo una idea logísticamente muy compleja. La falta de conectividad aérea e incluso marítima hacía que llegar a estos edenes varados en el océano fuera prácticamente imposible. Ahora es una posibilidad para un gran grupo de viajeros; sin embargo, las experiencias de más impacto continúan estando reservadas para un sector selecto.
Hay tres ejes muy claros que han propiciado la búsqueda de sitios más remotos para vacacionar: la desconexión, la sostenibilidad y la lejanía. El primer eje, el de desconexión, es una tendencia que tiene relativamente poco. Mientras hay un gran número de personas buscando sus destinos según el impacto que podrían tener en sus selfies de Instagram, hay otra porción que busca precisamente lo opuesto, la posibilidad de apagar el celular y privilegiar el contacto humano con sus acompañantes. Es esta población, la que no necesita señal satelital excelente ni wifi de alta velocidad, la que prefiere un destino exclusivo.
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Hace dos años, la Organización Mundial de Turismo (OMT) nombró a 2017 el Año Mundial del Turismo Sostenible. El legado del pronunciamiento retumbó en la forma de viajar y en las ofertas de los destinos, y éstos se obligaron a ofrecer y buscar opciones que hicieran uso óptimo de los recursos ambientales y que respetaran la autenticidad sociocultural de las comunidades receptoras. Las vacaciones en tierras privadas favorecen este segundo eje porque, precisamente, tienen un impacto ecológico menor y emplean a gente de comunidades cercanas.
El tercer y último eje que ha favorecido el auge de este tipo de destinos es la lejanía que tiene con las multitudes. Los sitios exclusivos te evitan esperas y la convivencia con grandes grupos de personas. Ahorran la búsqueda de temporadas bajas porque siempre estarán vacíos. Además, facilitan los viajes multigeneracionales, otra gran tendencia del nuevo turismo de acuerdo a los estudios de la OMT.
El año pasado, la balanza se inclinó hacia los viajes experienciales, en el interés por la cultura local y las tradiciones. Este año los viajeros se enfocarán más en su crecimiento personal a través de los viajes, en lo que pueden obtener individualmente en lugar de lo que pueden obtener de las comunidades que visitan. Las islas privadas son el conjunto de todas esas tendencias sumadas a la evolución del hospedaje, a la conectividad aérea y marítima, y a la personalización en terrenos hospitalarios.
Las islas privadas se posicionaron como destinos importantes a partir de que varias líneas de cruceros adquirieran terrenos en medio del mar como parte de sus ofertas. Estos terrenos son exclusivos para las personas que viajan a bordo, por lo que la afluencia de gente es pequeña comparada con la de cualquier otro destino de playa. En 1997 Disney se coronó como el pionero en adquirir un contrato de arrendamiento exclusivo de una tierra en las Bahamas, y a partir de entonces, otras líneas siguieron sus pasos.
Royal Caribbean International posee dos destinos propios. El primero es CocoCay, en las Bahamas, que apenas el 6 de mayo de este año develó sus nuevas atracciones que constan de un parque acuático con toboganes gigantes y resbaladillas. El segundo es Labadee, en Haití, que está más enfocada en la relajación, los deportes no acuáticos y la exploración de la zona. Allí se encuentra la tirolesa sobre el mar más larga del mundo.
Una línea de cruceros que también tiene dos playas es Norwegian Cruise Line. Este gigante de la navegación tiene rutas a todos los continentes. Además es dueño de dos pedazos de tierra, Harvest Caye, en Belice y Great Stirrup Cay, en Bahamas. Ambas ofrecen practicar distintos deportes acuáticos, relajarse en las lagunas de agua salada o pasar el día en las enormes albercas con bares incluidos.
Otras tres compañías que cuentan con sus propios puertos de desembarque son Disney Cruise Line con Castaway Cay, Holland America Line con Halfmoon Cay y Princess Cruises con Princess Cay. Las tres propiedades se encuentran en Bahamas y se extienden como espacios de relajación en los que se puede bucear, pasear en kayak o tirarse en la arena bajo el sol. Todas reciben a los pasajeros de las naves pero no cuentan con espacios para pasar la noche; están diseñadas únicamente para estancias de algunas horas.
La hotelería ha aprovechado la compra y uso de espacios exclusivos. Actualmente, se cuentan decenas de resorts que están construidos sobre terrenos que no pertenecen a nadie más. En esta industria se distinguen varias opciones, desde los resorts de infraestructura gigantesca hasta los hoteles boutique que reciben a un número reducido de personas.
Soneva ha sabido combinar sostenibilidad con lujo. De hecho, su filosofía se basa en el concepto de nuevo lujo, el que privilegia el tiempo y la tranquilidad más que los objetos y posesiones. Una de las primeras cosas que le piden a los huéspedes que los visitan es que se retiren los zapatos y recuerden durante su estancia que costoso no es sinónimo de lujoso. Prometen cenas con el cielo estrellado como techo, comidas con ingredientes orgánicos recién recolectados, aire limpio y ambientes naturales.
La compañía tiene tres propiedades y un crucero. Soneva Fushi, su isla desierta en las Maldivas, es un lugar desconectado que te permite hospedarte en el lado del amanecer, recomendado para la gente que quiere ir a relajarse puesto que no tiene acceso directo al mar pero sí una vista increíble de él; o el lado del atardecer, para personas que gustan de nadar en el océano y hacer snorkel en arrecifes de coral casi vírgenes.
Para llegar a Amanpulo es indispensable rentar un jet privado. Este lugar está a 70 minutos en avión del aeropuerto de Manila y forma parte de Aman Resorts. Para dormir aquí hay dos opciones a elegir. Las Casitas, que son cabañas con alberca privada, terraza y vistas directas al mar; o las Villas, que son espacios más amplios que, además de tener las amenidades de las cabañas, ofrecen un chef y un mayordomo exclusivo.
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Para salir del resort sin tener que tomar un jet, Amanpulo tiene una flotilla de cruceros que realiza excursiones a las islas de Palawan, para en arrecifes ideales para descubrir el fondo del mar o hace recorridos nocturnos. El complejo ofrece también itinerarios personalizados y actividades especiales según el requerimiento de los huéspedes. Todos los tours están liderados por guías y expertos que conocen los alrededores y pueden asistir casi cualquier necesidad.
Únicamente 24 personas pueden visitar Musha Cay al mismo tiempo. Este resort ubicado en Bahamas se encuentra en el top cinco de los hoteles más caros del mundo. El cayo forma parte de las 11 islas que el ilusionista David Copperfield adquirió para crear lo que él considera el archipiélago más mágico del mundo. Todos los huéspedes pueden hospedarse en la casa principal o utilizar las cinco villas que están distribuidas en el complejo. El staff del complejo lo componen 30 personas, de manera que cada invitado puede tener a alguien a su servicio.
El archipiélago tiene 40 playas, una sala de cine a la orilla del mar y cinco casas decoradas con antigüedades que David recolecta de sus viajes. Lo que más ha sobresalido de Musha Cay son las actividades especiales que el dueño creó para el entretenimiento de quien asiste, entre ellas hay búsquedas de tesoros, una villa secreta con monos, la posibilidad de competir en unos juegos olímpicos con los demás huéspedes y hasta la posibilidad de recrear una película con efectos especiales, helicópteros y artículos provistos por el staff del hotel.
Si bien, los hoteles y los cruceros pusieron sus espacios a disposición de los viajeros, para disfrutar de un área aún más privada existe la renta de islas. Para buscar el destino ideal para unas vacaciones existen plataformas como Private Islands Inc. Esta empresa cuenta con una plataforma digital que facilita la búsqueda de lugares para visitar. Otra opción es Luxury Retreats, la división de lujo perteneciente a la compañía Airbnb, que también ofrece alojamientos privados y renta de espacios exclusivos. Ambas empresas han aprovechado la digitalización del turismo y, sobre todo, ofrecen opciones que van más allá de los destinos tropicales. Permiten hospedaje en faros que alumbran el mar, fuertes antiguos y castillos flotantes.
No Man’s Fort es un fuerte ubicado en Portsmouth, al sur de Inglaterra. El lugar, que en 1880 tenía la función de proteger las costas de Gran Bretaña, es ahora un espacio que contiene 22 habitaciones, un spa, varios salones multiusos, una sala para jugar laser tag, restaurantes, bares, piscina y hasta un museo. El uso exclusivo del lugar está pensado para celebrar eventos especiales y hospedar a todos los invitados o para tomar vacaciones; en cualquiera de los casos, no está permitida la entrada a niños.
Un elefante o un bote conduce a los huéspedes a Taprobane, un pequeño pedazo de tierra situado en Sri Lanka. El complejo cuenta únicamente con cinco habitaciones, de manera que la atención es completamente personalizada. También hay un chef que por las mañanas escucha los requerimientos alimenticios de cada persona para ir ese mismo día a buscar los insumos para hacer las comidas y cenas.
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Una porción de territorio se desprende de Savudrija, una pequeña población croata. Este territorio está ocupado por el faro más antiguo de Croacia, que desde hace 19 años opera al mismo tiempo como guía en la oscuridad y como un espacio donde puede alojarse un grupo pequeño de gente. El lugar ofrece paseos en bote y actividades en los pueblos cercanos pero principalmente es un sitio para alejarse de todo.