Por Luciana Cacciaguerra
Cuando hablamos de joyas, se nos hace difícil pensar que éstas tenían una intención netamente masculina en los inicios de la historia. Es decir, no fueron una prerrogativa exclusivamente femenina. La joyería masculina fungía como un instrumento de poder, autoridad, pertenencia a un grupo específico o inclusive como elemento de protección para rituales religiosos o en los campos de batalla.
En África, hace 75,000 años, el ser humano empezó a crear joyas por cualquiera de las anteriores razones utilizando madera, huesos, conchas marinas, plumas, cáscaras de huevo de avestruz, entre otros materiales. Con el caminar de los tiempos y el descubrimiento de materiales mas variados, se le comenzó a dar otro sentido a las joyas; uno más funcional, decorativo y superficial, hasta llegar a la época contemporánea en la que su trayectoria volvió a cambiar hacia un ámbito social.
La joyería masculina en la historia
Para el hombre en tiempos griegos, romanos, celtas, egipcios, incas y a cuanta civilización prehistórica y antigua se refiere, era normal llevar joyas a modo de collares, brazaletes, broches utilitarios para sujetar la ropa, anillos, pendientes, zarcillos y coronas. La joyería masculina era una distinción de clase y de poder, por lo que era un elemento casi netamente enfocado a ellos.
Durante el Medioevo, y sobre todo en la época Renacentista, el hombre se llenaba de joyas a modo decorativo y embellecedor. Recordemos las elegantes y ostentosas cortes reales europeas, en las que los nobles se convertían en una vitrina de joyería elaborada, cargadas y compleja sin que ésta les quitara su masculinidad. Igualmente en las antípodas del mundo europeo, los reyes incas, aztecas y mayas también vestían magnificas joyas de oro, piedras y plumas para que el pueblo entendiera que ellos tenían una descendencia divina.
Es en los siglos XIX y XX, que el hombre confronta a la joyería de manera más conflictiva, en cuanto surge el carácter machista y llevar joyas se vuelve un símbolo de feminidad y fragilidad. Así, la joyería masculina se limita solamente a relojes de cadena, algún anillo especial o los gemelos en las camisas. Todo muy sobrio y simple, destinado a resaltar el carácter firme y decidido del hombre como tal, dejando que las joyas en toda sus variedad y extravagancia se apoderaran completamente del mundo femenino por excelencia.
¿El arte influye en la moda o la moda influye en el arte?
Las modas son cíclicas…
Y hoy día, en el siglo XXI, los papeles han vuelto a cambiar y el hombre ha perdido el pudor de antaño comenzando a usar joyas de todo tipo. Ya no solo son relojes de diseños y formas diversas, también ha vuelto a utilizar pulseras y esclavas.
Campaña Louis Vuitton Primavera-Verano 2019
Los collares aumentan de longitud y grosor.
Desfile Lanvin Primavera-Verano 2020
Campaña Louis Vuitton Primavera-Verano 2019
Los anillos son mas audaces y grandes para todos los dedos de la mano.
Anillos de David Yurman
Los gemelos vienen en todo tipo de forma y material, desde tapas de botellas hasta letras de diamantes. El hombre ya no se inhibe en comprar joyas modernas, elaboradas en oro y piedras o en materiales de desecho o reciclables, volteando así las estadísticas de la joyería y estableciendo un equilibrio parejo con el mundo femenino.
Desfile Maison Martin Margiela Primavera-Verano 2020
Campaña Dior Primavera-Verano 2020
Desfile Saint Laurent Primavera-Verano 2020
De hecho, la industria de la joyería masculina ha incrementado su producción de manera vertiginosa, convirtiéndose en un mercado de lujo en el que muchas grandes empresas quieren tener visibilidad. Por ejemplo, la casa Louis Vuitton y su diseñador Virgil Abloh han finalizado hace poco la campaña de joyería masculina para Primavera-Verano 2020, que precede a la exitosa colección 2019 que cautivó a los fashionistas.
Igual que la lujosa Cartier, con su renovada colección Panthère para hombres de gusto y estilo muy refinado, así como sus ya conocidas colecciones Juste un Clou, Leve o Santos.
Si se quiere pensar en algo más rebelde y aventurero, la marca Pig&Hen utiliza verdaderas cuerdas de los barcos conservando el auténtico legado marinero holandés.
Fossil mantiene su estilo vintage que atrae un gran público masculino.
También Thomas Sabo presenta otro estilo insumiso que ofrece colgantes de bolas de madera y pulseras con diseños de calaveras y cruces.
El mundo se ha abierto felizmente a la joyería masculina y la única dificultad que queda es conocer bien el estilo y gusto de cada hombre para ofrecerle una pieza a su medida.
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