La llegada de Eloise Chic Bistrot a Lomas de Chapultepec del chef Abel Hernández es una oda a la cocina francesa contemporánea
Por Alexis Beard
La llegada de Eloise Chic Bistrot a Lomas de Chapultepec es mas que una nueva apertura, sino una declaración de intenciones. El chef Abel Hernández, junto con la chef Nasheli Martínez, ha vuelto a afilar el lápiz de su cocina francesa contemporánea, esta vez con un trazo más maduro, más osado y —paradójicamente— más íntimo. En este nuevo espacio, el bistró respira elegancia relajada y habla a través de sus platos.
El menú es un recorrido donde las texturas, los aromas y la emoción se trazan en silencio para contar historias. El primer capítulo llegó con un crème brûlée de foie gras, dorado en la superficie con esa costra fina que apenas se rompe con la cuchara. Abajo, la suavidad profunda, casi susurrada, de un foie gras convertido en seda.
Seguimos un tiradito de hamachi con coco y tapien, fresco como una brisa marina que llega sin aviso. El corte era tan preciso que se deshacía antes de pedir permiso. El coco traía dulzura, pero no la habitual: una dulzura de carne blanca, de fruta madura pero contenida. El tapien —ese cítrico elegante y poco común— redondeaba la frescura sin estridencias.
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Y de pronto, los escargots. No los clásicos de mantequilla y ajo: aquí, fundidos con queso, en una presentación más reconfortante, más terrenal. Había en ellos un guiño íntimo, algo que recordaba a una cena entre amigos, al calor de una cocina que no necesita impresionar para dejar huella. Un gesto sencillo, pero lleno de intención.
Cada plato tenía su propio lenguaje, su ritmo, su partitura. Algunos hablaban en voz baja, otros sorprendían con notas brillantes. Y uno, sentado en la mesa, solo podía escuchar con atención, como se escucha a quien sabe contar una buena historia.
El steak frites, por ejemplo, parecía querer resumirlo todo. La carne, cocida con precisión milimétrica, jugosa, firme, hablaba de técnica; las papas, crujientes por fuera, suaves por dentro, hablaban de paciencia. La salsa —una interpretación compleja del clásico jus— amarraba todo con un guiño a la tradición, pero sin aferrarse a ella.
En Eloise, comer es escuchar con el paladar. Sabores que susurran y se quedan a vivir en la memoria. Platillos que no piden elogios, pero detienen el tiempo. Frases culinarias escritas con mantequilla, cítricos y humo suave, que cuentan su historia desde el primer bocado y dejan eco en la lengua.
Para más información: https://www.instagram.com/eloise_lomasrest/