Hace dos semanas abrió sus puertas El Bajío Centro Histórico en una casona de principios del siglo XIX protegida por el INAH, que sirvió como última vivienda a Antonio López de Santa Anna entre 1874 y 1876. Tuvimos la oportunidad de conocer este restaurante magnífico. Carmen “Titita” Ramírez Degollado y su hijo Raúl Ramírez Degollado nos acompañaron en la comida, compartiendo detalles de la remodelación del recinto y de la deliciosa cocina que degustamos.
El Bajío se fundó en 1972 por Raúl Ramírez Degollado y Alfonso Hurtado Morellón. La primera sucursal es la de Cuitláhuac. A partir de ahí, 17 restaurantes más fueron conquistando el paladar de los sibaritas de la CDMX. Hoy, el número 19 llega como la joya de la corona al Centro Histórico.
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El Bajío Centro Histórico: una propiedad magnífica
Ubicada en Simón Bolivar 14, la casona neocolonial que alberga al nuevo El Bajío Centro Histórico es una preciosa construcción del siglo XIX, con techos de bóveda catalana, escaleras de mármol, vidrios esmerilados, herrería de la época y muros de madera tallada con intrincados adornos. La mayoría de los elementos fueron rescatados; otros más fueron remodelados con sumo esmero en una colaboración estrecha con el INAH.
Tres años tardó este proyecto en concluir, desde que Raúl Ramírez y sus socios tomaron la decisión de abrir El Bajío en esta propiedad hasta su apertura. Una labor ardua, meticulosa y detallada en manos del despacho Sordo Madaleno Arquitectos. El resultado es sublime, emocionante y perfectamente bien logrado.
La decoración y el interiorismo, a cargo de Luis Enrique Noriega, están inspirados en la artesanía mexicana con toques refinados y elegantes. Vibrantes cuadros que enmarcan juguetes, canastos, telas y elementos religiosos terminan por completar la atmósfera. Una que nos remonta al México de ayer, al de la bisabuela, a la época de Oro del Cine Mexicano. Toques de colorido con tintes artesanales destacan en los muros remozados con cariño. Estamos en el Centro Histórico del ayer.
La cocina con alma de Titita
Platicar con ella es un placer. Siempre, en cada momento. Entre añoranzas, anécdotas entrañables y recetas, Titita presume orgullosa su amor por la cocina de su abuela y su mamá en su natal Xalapa, Veracruz. Me dice que ella no es creadora. “Yo no creo nada, yo sólo transmito la cocina veracruzana tradicional fielmente. No es mi cocina, es la cocina de mi Veracruz, de mi mamá, de todas las cocineras veracruzanas”.
Los aromas y sabores que se desprenden de la magia culinaria de Titita terminan por redondear la experiencia de El Bajío Centro Histórico. Aromas y sabores del México profundo, de la más auténtica gastronomía nacional. Los antojitos siempre son la opción. Muchos, para compartir.
El menú de este El Bajío es igual al de los demás restaurantes, salvo las recomendaciones, que varían en cada uno.
Empanada de plátano con salsa de chipotle meco
Garnachas orizabeñas
Caldos, mole de olla, sopas de fideo y médula, ensaladas, arroz -con huevo, con plátano, con aguacate… como en casa-. Todo con mucha salsa, la de chipotle meca es ganadora. La roja y la verde también son muy buenas, el picor perfecto.
Taco de jaiba
De plato fuerte hay carnitas, barbacoa, pechuga de pollo, cecina, tampiqueña, barbacoa, arrachera, filete, enchiladas, tortitas de huauzontle… con opciones de guarnición para acompañar.
Nosotros tuvimos la oportunidad de despedir el chile en nogada. Estaba fantástico. La nogada, muy rica y tradicional. “La preparo como la hacía mi mamá, tal cual, con requesón, nuez y jerez”, me comparte Titita. El relleno delicioso. Puedes pedirlo capeado o no. Elijo la segunda opción y Titita concuerda conmigo. “A mí tampoco me gusta capeado, nosotros nunca lo capeamos en casa”.
Los postres son espectaculares también. La capirotada es excelsa, igual que el requesón con miel de piloncillo, el arroz con leche y los plátanos machos con crema. Saben a mi infancia. Como esta natilla…
Indudablemente, comer en El Bajío Centro Histórico, y en cualquiera realmente, es como hacer un viaje en el tiempo para regresar al calor de hogar de ayer, a las comidas familiares de mi niñez, a los postres de mi nana María, al arroz con huevo de Herme. Un gran acierto para Titita y Raúl Ramírez, y todo el grupo El Bajío. Sin duda, hacía falta su presencia en el Centro Histórico.
Dónde: El Bajío Centro Histórico. Simón Bolivar 14, Centro Histórico, CDMX. 5521-4376 y 5521-4378
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