Antes de convertirse en una sopa elegante y clásica, la sopa de cebolla era el alimento de los granjeros, que se acompañaba de un trozo de pan. Cuenta la leyenda que Luis XV, un día sólo encontró champaña, mantequilla y cebollas en su cocina y fue así que surgió está delicia con ingredientes más elegantes.
Elegante, cremosa y delicada, así es la sopa de cebolla, un platillo icónico de la gastronomía francesa. Pero su historia no comenzó en las grandes mesas…
Por: Fernanda Hernández @ferhernandez_v
Antes de convertirse en una sopa elegante y clásica, la sopa de cebolla era el alimento de los granjeros. Caldos llenos de sabor gracias a la cebolla, que se acompañaban de un trozo de pan. Cuenta la leyenda que Luis XV, un día sólo encontró champaña, mantequilla y cebollas en su cocina y fue así que surgió está delicia con ingredientes más elegantes.
La sopa de cebolla se prepara con mantequilla, cebollas amarillas y champagne, después se cubre con una hogaza de pan y se gratina. En el mundo existen diferentes versiones pero sin duda los franceses son conocidos por respetar lo sabores puros de la mayoría de sus recetas.
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En Francia la comida es arte, cada detalle cuenta, en la sopa de cebolla “el queso” sin duda es una parte esencial. De pasta lisa, corteza dura, el queso Comté tiene un delicioso sabor a nuez que cubre de manera elegante el caldo de cebollas dulces. Esté queso con Denominación de Origen es el que se utiliza en la recta tradicional de la sopa de cebolla.