Con los constantes cambios de temperatura tendemos a querer guardar todo en el refrigerador para que no se descomponga, pero antes de tomar medidas así de extremas, vale la pena saber a qué alimentos no les sienta tan bien el ser guardados a temperaturas adversas:
¿Qué guardar en el refrigerador?
Carne: Por su nivel de proteínas y el agua que posee, resulta fácil que aloje microorganismos que la echen a perder. Se aconseja refrigerarla máximo por cinco días.
Leche: La leche sólo debe refrigerarse de cinco a siete días una vez que la abrimos. Su PH neutro la convierte en el foco ideal para que se desarrollen bacterias.
Mantequilla: Si la dejáramos fuera del refrigerador, tendríamos 10 días para consumirla, pues sus enzimas se separan de las grasas, dejándole un sabor agrio.
Mayonesa: Lo ideal es tenerlas de 4 a 65°C para evitar que se propaguen las bacterias.
Pescado: Sus propios microorganismos sólo permiten que lo tengamos uno o dos días antes de consumirlo. En caso de requerir guardarlo por más tiempo, tendría que ser en el congelador, tomando en cuenta que una vez descongelado no podemos volver a guardarlo.
Guisados: El hecho de que ya pasaron por cambios de temperatura los deja sensibles a ataques de microrganismos, por lo que es fundamental refrigerarlos apenas se enfríen.
¿Qué NO guardar en el refrigerador?
Aceite de oliva: Con el frío se condensa y endurece, de forma que adquiere una consistencia parecida a la de la mantequilla. Es mejor mantenerlo en un lugar fresco y sin luz.
Aguacate: Cuando los metemos al refrigerador, se acelera su descomposición, por lo que se hacen negros fácilmente.
Ajo: Cuando se les refrigera se ponen mohosos y se acelera el crecimiento de sus tallos. Un lugar fresco y seco es mejor opción.
Albahaca: Ya que se marchita fácilmente, no se recomienda refrigerarla. Es mejor guardarla en un vaso de agua.
Café: Al ponerse en el refrigerador pierde aroma y absorbe los del resto de las cosas que se encuentran en él. Se recomienda guardarlo en lugares frescos y oscuros
Cebollas: El frío las pone blandas y acelera la formación de hongos en sus capas, caso contrario a los cebollines, que por su alto contenido de agua, sí se conservan mejor a temperaturas bajas.
Chocolate: No es necesario meterlo al refrigerador a menos que esté relleno de algún ingrediente lácteo. Con el frío, aparece una capa blanquecina sobre los chocolates que indica que tanto su sabor como su textura han cambiado.
Miel: Debido a su alto contenido de azúcar y baja humedad, mata todo tipo de bacteria a través de lisis osmótica; en caso de que se le refrigere, se cristaliza.
Pan: Teniéndolo a temperatura ambiente evitamos que se seque y se ponga duro, incluso es recomendable mantenerlo en la bolsa de papel de estraza en la que nos entregan.
Papas: A bajas temperatura, el almidón se transforma en azúcar afectando su sabor, textura y forma. Guardándolas en bolsas de papel evitamos que se pudran.
Plátanos: Si estos se refrigeran, se acelera su maduración. Por ende, se pone negro en un corto periodo.
Tomates: Mantenerlos a temperatura ambiente evita que se rompan sus membranas y se modifique su sabor, pues al refrigerarse se frena su maduración y su textura se hace harinosa cuando el frío rompe sus capas internas.
Con información de Biut
Por Ingrid Cubas
@ingrid_cb