Por qué es bueno que los niños aprendan a cocinar

En ocasiones se dice que los niños no deberían estar en la cocina, pero lo cierto es que dejarlos involucrarse es una gran forma de inculcarles buenos hábitos alimenticios, así como fortalecer la comunicación con ellos; sin mencionar que quizá descubran su amor por la comida y se conviertan en auténticos sibaritas.

Según una investigación del Instituto del Corazón de Minnesota, enseñar a los niños a cocinar es positivo porque al probar lo que están preparando descubren nuevos sabores o se atreven a probar productos que antes no comían como frutas y verduras, y se dan cuenta de que son mucho mejores de lo que pensaban. Además de que ganan confianza y comienzan a probar cosas nuevas fuera de la cocina.

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Por otro lado, a través de la cocina los niños aprenden disciplina y organización, comprendiendo que hay instrucciones a seguir, así como la importancia de que los espacios de trabajo estén limpios. Eso sin contar que están aprendiendo a ser personas más independientes.

Japón es un país que tiene bien aterrizado este enfoque. Los niños aprenden a elegir, comprar, cocinar y comer de manera correcta, y son los propios estudiantes quienes se encargan de servir la comida para sus compañeros. Pero la enseñanza va más allá de la comida, aprenden trabajo en equipo, responsabilidad y a ser autosuficientes. Así mismo, el programa hace énfasis en el uso de productos locales y evitar el desperdicio.

Pero esto no significa que involucrar a los niños en la cocina deba ser aburrido o pesado para ellos; cocinar estimula su imaginación, fomenta la creatividad y les ayuda a adquirir destreza manual para hacer una gran cantidad de cosas.

Cocinar con niños también puede ser una oportunidad de aprender sobre otros temas. Las matemáticas son uno de los aspectos más obvios, con las medidas y unidades, pero también se pueden hacer experimentos científicos, aprender geografía o historia a través de los platillos, e incluso aumentar su vocabulario. Todo esto puede ayudar a los padres a entender mejor los intereses de los niños y estimular su curiosidad en torno a los temas que más les gusten.

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