Esta es la historia (o persona) detrás de la denominación de la pavlova, un postre ligero y cremoso que debate su origen entre Australia y Nueva Zelanda.
Este postre ha recorrido un largo camino para darse a conocer hasta el continente americano. Con una estructura ligera, la pavlova es uno de los postres horneados dentro de la escena internacional que requiere especial atención para lograr grandes sabores. Te contamos sobre el origen, nombramiento y versiones populares que se preparan actualmente.
Por: Desiree Perea
La discusión acerca del origen de este postre realmente se sitúa lejos del continente americano. La pavlova es un postre popular y dominado en ambas naciones, donde la suavidad interna pero el crujir de la cubierta son características que no se dejan pasar. Sin embargo, la división acerca de su origen pasa a segundo plano cuando se habla sobre su nombre.
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Un buen platillo dice más que las palabras y está opción dulce hace honor por completo. Durante los años 20’s, el ballet imperial ruso realizó una gira visitando Nueva Zelanda y Australia. Dentro de sus integrantes se encontraba Anna Pavlova, quien contaba con un talento nato. Con el objetivo de sorprenderla y dejar una marca del lugar que visitaba, el chef del hotel personalmente nombró a este postre donde el merengue lo es todo en su honor.
Claramente la preparación estrella es un merengue perfecto, ya que funciona como la estructura central para el relleno cremoso y las frutas. Es un postre que si o si se consume fresco, donde las texturas al momento de la degustación conforman toda la experiencia.
Una vez que las claras junto al azúcar hicieron su trabajo, se requiere de tiempo de horneado. La técnica detrás de un buen merengue se aprecia en el sabor y textura. Para la pavlova, esta preparación es suave, con mucho aire en el interior. Debes cuidar que las claras no comiencen a cocerse cuando se aplica calor.
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Los frutos rojos son el topping más popular para este fruto. Ya sea de una combinación o utilizando únicamente fresas o frambuesa. Aunque también se pueden utilizar otros frutos con un ligero toque ácido para equilibrar el dulzor. Por ejemplo, se puede añadir mango, maracuyá, uvas, pitahaya, entre otras.
Finalmente, en cuanto a las opciones de relleno, dentro de las opciones puedes elegir mousses o cremas montadas. Con el objetivo de añadir un toque húmedo a la pavlova, se coloca entre dos capas de merengue, un poco de crema pastelera o crema batida. Lo mejor es elegir sabores suaves para evitar que se opaquen entre sí. La vainilla o el chocolate blanco son grandes elecciones.
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