Esta película tiene dos protagonistas: Kiki y la comida.
En el cine, muchas veces son los pequeños detalles los que nos enamoran de una película. La animación de Studio Ghibli se ha caracterizado por su encantadora atención a los elementos que muchos podrían considerar irrelevantes.
Por Alejandra Alfaro @alejalfa
Kiki, entregas a domicilio (1989) es quizás la primera cinta de Hayao Miyazaki, en la que la comida se vuelve relevante para la historia. La simpática brujita de 13 años y su gato Jiji aparecen varias veces disfrutando de una bebida o una comida, incluso, el desarrollo de la trama se da cuando Kiki llega a una Ciudad junto al mar y ayuda a Osono, una mujer embarazada dueña de una panadería. La seguridad que Osono le da para quedarse en el lugar, es infundida mediante una taza de chocolate caliente: reconfortante para el espíritu y una dulce forma de congeniar.
Esta panadería, se llama “Gütiokipänja Bakery”, se encuentra establecida en el puerto de Koriko (una ciudad inspirada en Estocolmo y Visby, Suecia). Aquí es donde Kiki pone su negocio de entregas a domicilio. Curiosamente, tras la popularidad del filme, muchas panaderías en Japón adoptaron este nombre.
Para analizar el tipo de pan que se vende en esta película, primero debemos conocer el contexto japonés. A pesar de que actualmente existen más de 10,000 panaderías en esta parte del mundo, los japoneses no comen pan todos los días ya que su principal alimento es el arroz. Sumado a ello, el clima humedo hace más difícil conservar el pan fresco. Por esto, sus panaderías abren alrededor de las 10 de la mañana, pensando en que se compra principalmente para el almuerzo o la hora del té.
Existen algunas familias que acostumbran el shokupan, un bizcocho para el desayuno, preparado con manteca y leche con una textura suave muy fácil de comer. ¿Quieres saber qué aspecto tiene? Observa el pan que está en la parte superior de la siguiente imagen, justo arriba de lo que parece un pan alcachofa.
Desgraciadamente no podemos saber con certeza de qué están rellenos los demás panes que se venden aquí, sin embargo, podemos decirte que en Japón no se acostumbra el pan crujiente, pues las migajas que caen al mordelo no es algo que haga particularmente felices a los japoneses. Por otra parte, los rellenos que acostumbran varían de lo dulce a lo salado. Aquellos bizcochitos que parecen rellenos en la imagen, son probablemente Kurimu pan, delicias rellenas de crema pastelera.
Más adelante en la historia Kiki recibe una orden de una anciana que necesita llevar un pastel a su nieta. Esta comida es icónica en la película, pero antes de terminar su preparación, ella y Kiki se sientan a disfrutar un relajante té. A pesar de que fueron los chinos quienes lo popularizaron en el mundo, Japón es uno de los mayores consumidores de esta planta en todas sus formas, formando parte de casi todos los rituales cotidianos, como las comidas en restaurantes, reuniones familiares y amistosas, hasta la clásica ceremonia del té.
De hecho, la demanda es tal que gran parte del té que se vende en Japón es cultivado y procesado en China, Vietnam o Indonesia. El más popular es el verde, siendo el matcha uno de los más queridos mundialmente. Probablemente su color brillante sólo pueda apreciarse aquí pues utilizan envidiables técnicas de vapor desarrolladas en Kioto para conservar esta propiedad.
Pocos minutos después, el pastel de arenque y calabaza (kabocha, una variedad japonesa invernal) está listo. Dicha preparación marca el inicio de una amistad con Madame y la señora Bertha, las dos amables ancianas que muestran un contraste con la joven nieta que desdeña el alimento de su abuela. En Japón se interesan mucho por los diseños de los alimentos, a las familias les encanta realizar dibujos o pequeñas esculturas que simulen personajes adorables. Este pastel es un ejemplo de ello pues no existe como tal una receta típica de la comida que aparece en la cinta. A nosotros este platillo nos recuerda mucho al taiyaki, un bizcocho japonés con relleno dulce o salado muy famoso por su forma de pescado.
Volver a ver dicha película con esta idea en mente es abrirse los ojos a un mágico mundo de comida hermosamente detallada. Donde los momentos de tristeza, cambio y descubrimiento se vuelven más amenos con una taza caliente de té o chocolate, las relaciones se disfrutan con mordiscos de panes dulces o galletas y los fallidos desayunos de Kiki nos muestran su enorme esfuerzo por crecer.
La próxima vez que veas Kiki, entregas a domicilio observa cómo la comida es uno de los elementos que vuelven tan especial a esta película.
Fuente: Lombardi, G. (2017) Sommelier de tés. White Star, Amino, Japón Experience, Okuroku