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La exposición de la fotógrafa Malena Díaz que rinde homenaje al maíz

La exposición de la fotógrafa Malena Díaz que rinde homenaje al maíz

Por: Gourmet de México 17 Oct 2022

La artista y fotoperiodista Malena Díaz se caracteriza por ser una amante de las semillas de maíz de Ixtenco y lo expresa en sus obras de arte.

La artista y fotoperiodista Malena Díaz se caracteriza por ser una amante de las semillas de maíz de Ixtenco y lo expresa en sus obras de arte.

Su especialidad en la experimentación le permitió ser parte de la investigación sobre fotografía de la revolución en la Fototeca de Cuba, para la revista Cuartoscuro.

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También, ha tenido la oportunidad de fotografiar a reconocidas personalidades del arte y la cultura como: Elena Poniatowska, Carlos Monsiváis, Juan Villoro, Alejandro Jodorowsky, Pedro Valtierra, entre otros.

Estuvo diez años en Francia donde expuso en diversas galerías como la Biblioteca Odyssud Blagnac, en Toulouse.

El maíz en la vida de Malena Díaz

Al entrar a la Hacienda Santa Bárbara ubicada en Huamantla, se puede observar lo que el maíz representa para ella y su familia.

Se encuentra un altar donde veneran a la Virgen de Guadalupe con mazorcas, flores, adornos en las paredes con los tallos del maíz y en un cuarto la exposición Oda del Maíz, donde, se puede admirar y conocer la historia de algunas de las 64 razas originarias de México.

En entrevista para Gourmet de México platicó sobre sus obras artísticas que dan a conocer la historia de la mazorca.

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“Actualmente soy directora del Festival de la Imagen FOTO13, Festival Internacional de la Imagen en Tlaxcala, México y, directora de la galería de arte Malena Díaz en Hacienda Santa Bárbara. Tengo más de 180 exposiciones individuales y colectivas en: fotografía, instalación, vídeo y arte objeto. He tenido la oportunidad de darlas a conocer en Francia, España, Uruguay, Colombia, Japón y México. Además, en el 2010 participé en el visionado de fotografía de Transatlántica Photo España en Cartagena de Indias Colombia. Al regresar a México decidí intervenir La casa de vidrio donde crecí, esta se encuentra en la comunidad de Belen Atzitzimititlán, la intervención consta del reciclaje de diez mil botellas de vidrio con las que hice murales en diversos espacios de la casa”.

Foto de Malena Díaz.

“Desde que estuve en el vientre de mi madre traigo el ADN del maíz, ella originaria de Zacatlán comía, gorditas, tlacoyos y tacos. Al irme a vivir a Huamantla, observé en un tianguis una trenza hecha con maíces de colores; yo no sabía que existían una gran variedad de maíces. Empecé a visitar las casas de los productores y me enamoré del maíz criollo “, mencionó Malena.

Oda del maíz

Uno de sus referentes para este trabajo fue el reconocido fotógrafo mexicano Pedro Valtierra, quién, a través del arte busca transmitir la importancia de la conservación de esta semilla prehispánica y visibilizar el trabajo arduo de los productores, con el fin de lograr un comercio justo.

“Por medio de mi trabajo la gente conoce la historia de los campesinos dedicados a sembrar el maíz, gracias a esto han aprendido a honrar el trabajo que requiere el campo y que su esfuerzo se pague al precio adecuado. En México tenemos una riqueza cultural alimentaria muy importante, el perder una semilla para los locales significa perder una memoria ancestral o memoria genética”, dijo.

La exposición Oda del Maíz cuenta a través de la fotografía la diversidad de semillas de Ixtengo, el fotoperiodismo creativo que enaltece a la comunidad de San Juan Ixtenco bastión Otomí del estado de Tlaxcala.

La galería guarda piezas de arte, mazorcas, muebles y objetos diseñados por la familia Angoa. Uno de los más singulares es El Sonido de Maíz Itlacaquiliztli In Tlaolli, que constituye una pieza de arte sonoro de la artista Itzel Martínez. Es una grabación de fonemas que forman la palabra Tlaxcallan y se reproducen al manejar el maíz que tiene un chiquihuite, las oloteras realizadas por Ulises Hernández e intervenidas por otros artesanos y la curaduría por María Teresa Díaz.

Foto de Malena Díaz.

En la galería se aprecia la riqueza de los maíces vivos expuestos como el teocintle, abuelito de todos los maíces, el maíz ajo único de esta región que está en peligro de extinción, el maíz morado con el que hacen la bebida atole agrio y diversos maíces de colores.

“Mi proceso creativo está ligado a mi vida personal porque voy documentando y creando de lo que voy viviendo en el presente. Me gusta mucho trabajar con objetos reciclados y darles una segunda oportunidad en el ámbito cultural. Mi inspiración está conectada con la comunidad y los campesinos de la región donde vivo. Si hay días que no puedo tocar la mazorca no lo hago, solo experimento fotografiando y documentando. Siempre digo que hay que disfrutar el contacto con la naturaleza y debemos dejar por un tiempo lo tecnológico para poder conectar con nosotros mismos. Lo único que nos conecta con la humanidad es la tierra. No me gustan los salones de clases porque no logro concentrarme, me gusta aprender de lo que voy viviendo a diario”, acentuó la fotógrafa.

En sus colecciones se encuentra un homenaje al maíz de Ixtenco, donde se exponen mazorcas de diversos colores, retratos femeninos con escenarios recreados por la autora.

La leyenda huichol que une al venado, el maíz y el peyote

En esta hacienda nada se desperdicia, los sobrantes que pasaron por el proceso de nixtamalización se ocupan para hacer adornos para el hogar.

“Mis padres son campesinos originarios de Zacatlán, pero para poder salir adelante se dedicaron al cultivo, esa tradición es algo que yo la sigo llevando a cabo, ya que me encanta el campo y todos los maíces expuestos en mis fotografías han sido de mi propia cosecha”, dijo la artista.

Su pasión por el arte e interés por el maíz, la ha llevado a fotografiar este alimento ancestral por más de cinco años. “En un inició me iba al campo con mi cámara a conocer el proceso de siembra, después de ahí surgió la idea de plasmarlo en fotografías y compartir con las personas la historia de esta semilla que tiene miles de años y que debe seguir siendo cuidada y venerada”, expresó.

Foto de Malena Díaz.

“Tengo una hortaliza, mis plantas y también siembro maíz, ya que me gusta comer lo que yo produzco por salud y porque es muy gratificante cortar tus plantas, estar en contacto con los animales y ver el amanecer, eso es fundamental en mi vida para seguir creando” dijo la autora.

En México el maíz sigue siendo considerado unos de los alimentos más sagrados desde la era prehispánica hasta la actualidad. En América Latina existen 220 razas distintas con innumerables propiedades nutrimentales.

“Unos de mis propósitos es que los humanos aprecien el trabajo del campo, ya que tiene un gran valor, que no solo queda expuesto en un adorno, trae consigo una historia cultural”, finaliza la fotógrafa.

Historia de “Las trenzas”

La fotógrafa nos comparte el siguiente relato sobre su obra de “Las trenzas”:

“Cuando tejemos una trenza, se tejen historias y formas de ver la vida, la comunidad del maíz se teje con intercambio de semillas, ciclos lunares, ceremonias y miles de años de información en un solo grano de semilla. Cuando un humano piensa que dejar de sembrar maíz es lo mejor, porque no deja suficiente dinero está hablando desde su forma de vivir.

Palomitas de maíz ¿las malas del cine?

La trenza es un homenaje a las mujeres que cuidan con devoción sus campos, su familia, y todo lo que se teje a través de esta cultura alimentaria y milenaria de Mesoamérica.

Cuando pensé en la serie de la trenza recordé a mi abuela sentada en la banca del patio peinándose, acariciando su cabello con la paciencia que tiene la propia vida en la naturaleza, solo si queremos apurar el crecimiento el humano recurre a técnicas de químicos salvajes y de ira contra la tierra para tener más y rápido y aún así hay que esperar.

Mi abuela me enseñó sin proponérselo solo con el acto mismo, que ver el amanecer y atardecer es lo más bello que te puede pasar. Hasta ahora, recibo el amanecer y con los primeros rayos del sol siento calor en mi corazón, varios de estos momentos los viví mientras mi abuela se trenzaba el pelo.

La trenza de maíz es abundante, como las cocinas de mi abuela y mi madre. Esa abundancia que entregan a su familia, peones y gente que visita la casa.

La trenza es un homenaje a las mujeres y hombres que cuidan con devoción sus campos, su familia, y todo lo que se teje a través de esta cultura alimentaria y milenaria de Mesoamérica”.

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  • Instagram: malena_d_l
  • malenadiaz.com

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