Galileo Galilei fue un erudito de la época del Renacimiento, se dice que a este gran astrónomo le gustaba la comida refinada, el aceite de oliva y el vino.
Galileo Galilei fue un gran representante de la astronomía en la época del Renacimiento, pero también fue amante de la buena cocina y tenía una receta predilecta.
Por Pamela Trejo.
Galileo Galilei fue un físico, matemático y astrónomo más importante del siglo XVI, nació en Pisa, Italia el 15 de febrero de 1564. A él se le atribuye el descubrimiento de las mediciones precisas, en el área de la física, las leyes que se dedican a investigar la caída de los cuerpos y el movimiento de los proyectiles, así como la gran atribución que dio al mundo: el telescopio.
La escritora María Pimientos describe que en el libro de “La vida de Galileo Galilei”, de Bertold Brecht, se habla acerca de las costumbres alimentarias que había en esa época y sobre todo, el increíble deseo que tenía este gran astrónomo por la buena comida y mesa.
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Este deseo por el buen comer, hizo que este erudito se dedicara a poseer su propia finca de olivos, en dónde se sembraba la variedad frantoio. En esta finca que se encontraba en la Costa San Giorgio, en Florencia, también tenía un molino que utilizaba únicamente a esta tarea.
La receta favorita de este gran investigador, fue el ganso relleno con polenta. La receta que se dice se le atribuye a la preferida de Galilei, lleva una marinada de manzana, ciruelas, cebollas y hierbas, una vez que está marinado, se lleva a un sartén en dónde se sofríe con el aceite de oliva, claro está que Galileo utilizaba muy orgulloso su propio aceite de oliva.
El relleno consistía en una mezcla de pan mojado, almendras, huevo, aguardiente y canela, una vez, bien mezclado se rellenaba el ganso y se ponía en un horno de piedra.
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Por último, queda la realización de la polenta, ésta se hervía en un caldero, ya que estaba suave se freía en un sartén de acero, junto con diferentes tipos de queso en lajas, tocino, huevos, azafrán y el toque final agua de rosas.
Al parecer era un plato extraordinario y Galileo Galilei lo acompañaba con un vino de su propio cultivo, esto seguramente le daban las fuerzas para continuar sus grandes descubrimientos.