El chef Thitid Tassanakajohn visitó por primera vez México guiado por Pablo Salas. Junto realizaron un menú a manera de intercambio gastronómico y cultural.
Texto y fotos Raquel del Castillo @Raquel_Pastel
Flores de plátano, escamoles, incienso, curry amarillo, leche de coco fueron algunos de los ingredientes que utilizó el chef Tong para darnos una clase magistral de lo que cocinaría en Amaranta. Pese a la distancia, los idiomas y cosmovisión tan distintos que tenemos los mexicanos y los tais compartimos ricas similitudes, pequeños encuentros afortunados en donde nos entendemos. Es el caso de la cocina.
Ya lo dijo el joven tailandés, el curry de allá es muy similar al mole, una coincidencia que no habría sucedido sin el chile, un ingrediente nacional que al llegar en el Galeón de Manila -hace varios siglos atrás- al tocar tierra asiática sus maneras de cocinar y de comer revolucionaron. De ahí que la comida tai sea además de agridulce un tanto picante.
Otras similitudes son que en ambos territorios se comen los escamoles. En este caso, el titular de Le Du, lugar con la posición 37 en la lista 50 Best de Asia, los aprovechó en un arroz jazmín con curry amarillo y bambú. También tuvimos rana en combinación con ostión pochado y en espuma con un acento crocante de jícama.
De lo fascinante del menú fue el probar las flores del plátano, porque aquí en México lo común es comerse el fruto o bien, utilizar la hoja de la planta para envolver los tamales, pero nunca la flor. Este elemento fue el acompañamiento de un curry llamado Chu chee, una preparación en el cual destaca el uso de hojas de lima de kaffir y crema de coco, la pareja perfecta para la pesca del día.
Lo inesperado fue el postre por sus picos de sabor que iban de lo dulce a lo ahumado, de lo perfumado a lo frutal cítrico. Se trató de una panacota con mango, arroz inflado y helado de coco el cual fue ahumado con una vela de incienso llamada Tian Op, algo que usan allá para aromatizar los postres y así dejar una nota ligera de incienso en el tiempo dulce.
La vela de incienso se puede encontrar en forma de herradura y está compuesta por flores ylang-ylang e incienso entre otros elementos que al quemarse sueltan un aroma peculiar que no esperas en un plato dulce. En este caso, un acierto que nos acercó no sólo a los sabores asiáticos, fue una visita rápida a los templos y a las costumbres de un país que pese a la distancia se puede sentir cercano en el paladar.