La dulcería mexicana es un mestizaje de técnicas europeas y sabores locales, e incluso de origen árabe. Si a esto se le agrega el paso del tiempo y la transformación de las recetas, más el ingenio popular y la calle, ese barroco se vuelve postmoderno, popular y maravilloso.
Las calles se convierten en gigantescos pasajes por donde deambulan los vendedores de dulce, los portadores de un placer difícil de rechazar. Jardines y aceras guían a los golosos hasta donde las ciudades se vuelven urbes de azúcar.
Fotos de Miguel Ángel Manrique
La dulcería mexicana es un mestizaje de técnicas europeas y sabores locales, e incluso de origen árabe. Todo eso forma un espectro barroco de texturas y gustos que no hacen más que enriquecer la gastronomía. Si a esto se le agrega el paso del tiempo y la transformación de las recetas, más el ingenio popular y la calle, ese barroco se vuelve postmoderno, popular y maravilloso.
En las calles de todo el país vendedores ambulantes dirigen sus pasos y toman el asfalto, sumando a la versatilidad gastronómica de las urbes el toque dulce. El pregón del merenguero, la campanilla que anuncia las morelianas, el grito del señor de las manzanas con caramelo o los colores de las alegrías, dan vida a los parques y avenidas; son parte de la cultura de este país.
La cocina genera sentimientos, y los postres son una máquina del tiempo para volver a los momentos conmovedores de la infancia, para regresar al instante en el que descubrimos que los churros con chocolate traen consigo la felicidad, y los domingos ofrecen pequeñas esperanzas al ver llegar un premio convertido en una duquesa.
La vida está llena de sabores, y si la música es el soundtrack de la existencia, los postres son una excelente manera de resumir el tiempo.
Gaznates
20 piezas
INGREDIENTES:
Para el rollo
Para el merengue
Preparación:
1. Bate las yemas con el tequesquite, añade la harina poco a poco y sigue batiendo hasta formar una pasta suave.
2. Forma bolas con la pasta y mójate las manos con el aguardiente para untarlo en cada bolita por separado. Repite tres veces esta operación.
3. Envuelve las bolas en un trapo de algodón y deja reposar diez minutos, luego extiéndelas con un rodillo lo más delgadas posible. Dales forma rectangular, enróllalas para formar un tubo y pegan las orillas con clara de
4. Fríe cada tuvo en aceite caliente y coloca sobre papel absorbente.
5. Para el merengue disuelve el azúcar en el agua y lleva a fuego medio hasta formar un almíbar.
6. Bate las claras de huevo hasta formar picos y vierte el almíbar poco a poco sin dejar de batir, hasta que la mezcla se enfríe.
7. Rellena los tubos de pasta con el merengue.
Monjita de rompope
5 RASPADOS
Ingredientes
Procedimiento
1. Pon a fuego medio la leche con la canela; cuando suelte el hervor baja el calor agrega el azúcar. Mueve constantemente hasta que espese y reduzca a la mitad. Retira del fuego e incorpora el rompope.
2. Sirve en un vaso el hielo frapé y baña con el jarabe.