El café es una de las bebidas más famosas alrededor del mundo. ¿Lo amas? ¿Sabes cuáles con sus principales mitos y realidades?
El café es una bebida preparada por infusión, a partir de las semillas del fruto de los cafetos debidamente procesadas y tostadas. El café es originario de Etiopía, donde en el siglo XI se encontraron los primeros cafetos y se descubrieron las propiedades de las semillas encerradas en su centro.
Por Mariana Frias
En la actual Etiopía cuentan que Kaldi, un poeta y pastor de cabras, descubrió un día cómo su rebaño se agitaba e inquietaba al comer las bayas de un pequeño árbol. Curioso, probó las cerezas, sintió de inmediato como su mente se despertó y escribió con gran destreza poemas de amor.
Asombrado por los beneficios de la planta, llevó unas cuantas hojas y frutos del árbol a los monjes de la zona.
Tras varios intentos de cocinar la encomienda, el desagrado de una bebida amarga los llevó a tirar todo al fuego. Luego de unos minutos, un exquisito olor invadió el lugar, naciendo para la historia el estilo tostado. Con los experimentos posteriores de los monjes, llegó la bebida de café como la conocemos hoy.
Se cuenta que el profeta Mahoma se encontraba gravemente postrado a causa de una extraña enfermedad. El Arcángel Gabriel bajó del cielo con una vasija llena de una bebida oscura, del color de la piedra sagrada de la Kaaba. El profeta recuperó las fuerzas de inmediato y nombró Qahwa a la bebida, que se traduce como excitante, energético y vigorizante.
Según la leyenda, Zeus se perdió en el trópico y soñó con una mujer morena, de cabellos negros y fragancia única, entre dulce y amarga. Al despertar, sintió que ese aroma provenía de una planta cercana, a la que bautizó como cafeto. Y de allí creó la tan consumida bebida.
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La cafeína es un estimulante que hace que el cerebro libere dopamina. Este neurotransmisor ayuda a mejorar el estado anímico y la concentración. Además de reducir la fatiga. Pero la cafeína, cuando se consume en dosis moderadas, no produce un aumento de dopamina. Debe ser en cantidad suficiente para activar los circuitos de recompensa del cerebro. No provoca las sensaciones de placer por lo que tampoco crea una adicción, ni el llamado aprendizaje asociativo.
La cafeína también está presente en otros productos como el chocolate, los refrescos y las bebidas energéticas. Hablando de la dosis de cafeína recomendada para los adultos 400 mg/día o tres cafés diarios.
El cuerpo absorbe rápidamente la cafeína. Al entrar en el torrente sanguíneo, bloquea los receptores de la adenosina, una sustancia química producida por el cerebro cuando estamos despiertos. Responsable de darnos sueño cuando nuestro cuerpo pide descanso, se trata del bloqueo el que permite a los bebedores de café estar más alerta y vigilantes. El tiempo que tarda la cafeína en abandonar el cuerpo varía de una persona a otra.
Es mucho más fácil encontrar a alguien que esté dispuesto a darle a un niño productos azucarados y procesados que a darle café. De igual manera se dice que afecta al crecimiento de los niños. Pero también es sólo eso, un mito sin ningún apoyo científico. Es posible dárselo según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, los niños y adolescentes pueden consumir unos 3 mg de cafeína por kilo de peso.
Asociar el color del café a su contenido de cafeína es otro mito común. En general, se dice que el café más oscuro y tostado es más fuerte. Pero no es cierto. Cuando se tuesta demasiado, pierde sus propiedades naturales como sus aceites, sus minerales, sus nutrientes y, por supuesto, su cafeína. Un sabor más tostado no significa más vigoroso.
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Ahora que hablamos del café, sus mitos y realidades, es imprescindible que se lo compartas con todos. ¡A beber la primera taza del día!