Hace una semana iniciamos un concurso de calaveritas, que entre antojos y tradiciones de la gastronomía mexicana nos pusieron en sintonía con esta celebración tan mexicana. Agradecemos el esmero de todos nuestros participantes y la originalidad de todos sus escritos. Pronto estaremos realizando más concursos para sacar a flote nuestro lado más foodie.
Allá al fondo en la cocina
suena un cuchillo cortando
a fuego lento en la olla
algo se está cocinando.
Es la hora del almuerzo,
la muerte lo está preparando
una receta especial,
con aroma a anís y clavo.
En la revista “El Gourmet”
la muerte se está inspirando
y entre cacao y café
los dedos se está chupando.
Muchos fueron invitados
a este banquete especial,
muchos ya están bien sentados
y listos para empezar.
Nadie lo puede creer,
todo se ve delicioso
nadie para de comer,
todos parecen gustosos.
Todos recuerdan lo hermoso
que era comer en familia,
a sus mentes vienen imágenes
de enchiladas y quesadillas;
y entre risas y recuerdos
se están enfriando las tortillas.
La muerte se siente orgullosa
de esa creación culinaria
ella se siente halagada
y a la vez enfurecida
pues nadie ha dado las gracias
por tan excelsa comida.
Todos se van de la mesa,
nadie levanta su plato
nadie se acuerda de aquella
que paso el día cocinando;
pero ella no olvida
la cara de todo aquel invitado
que se fue sin despedirse
y se portó como ingrato.
La muerte quería llevarse
a todos sus invitados,
pero no lo pudo hacer
porque el postre no habían probado,
fue por todos otra vez
y los sentó a su lado,
nadie se para de aquí
hasta no haber terminado
con la última migaja
de este pastel envinado.
Todos comieron pastel
sin saber que estaba envenenado
y así la flaca
se ahorró un exhaustivo trabajo;
Llevarse uno a uno al panteón
hubiera sido cansado;
mejor a todos juntitos
y así me acuesto temprano.
Por María García, ganadora de nuestro concurso de Claveritas Gourmet 2015.
