Carta editorial de nuestra edición febrero 2014…
No se trata de enamorarse. Se trata de resignificar al amor, de colocarlo en un plato. Como cuando uno pone el corazón en lo que ama. Cocinar es –puede ser para ti como lo es para mí– ese refugio al que llegamos con la actitud de encontrar sabores especiales y hacerlos nuestros.
“Eres lo que comes”, dicen, pero yo quiero ser más quisquillosa: que se nos juzgue por lo que preparamos, pedimos o dejamos de comer cuando estamos solos, digo yo. Ése podría ser un buen parámetro. Y es que uno nunca es más sincero que cuando se enfrenta al refrigerador (vacío o lleno) de nuestra casa (vacía o llena). Hacerle frente a nuestros antojos más escondidos es casi una terapia, pero no siempre nos damos cuenta.
Yo soy un caso perdido: cada mañana, entre alarma y alarma, me viene la idea del desayuno. No quiero nunca abrir el ojo, pero de repente me nace la esperanza de un café, la ilusión de la fruta con miel, el posible chocolatín. Esa bebida caliente o su anunciación es lo que me levanta; su aroma en mi imaginación.
A final de cuentas, muchos de esos deseos se quedan ahí, en mi cabeza, y comienzo la mayoría de mis días desayunando frente a la computadora. Atrás de ella está “el mar” (como le decimos en esta oficina) pues se extiende la Ciudad de México en todo su esplendor. Con contaminación, sola o acompañada en sus días más lindos de nubes y cielo azul, termina siendo esa compañera de mis desayunos. Nunca me hará infeliz esa primera comida del día, todo lo contrario.
Somos miles los que desayunamos, comemos y cenamos así: a solas. No solos, porque la soledad es otra cosa. Y justo por eso, en tributo a ese “amar las comidas propias”, esta edición de elgourmet está dedicada a nuestro consentimiento, en el más amplio poder de la palabra.
Chef Guy Santoro, Gabriela Rentería, César Casalone.
Aquí encontrarás a varios chefs que nos regalan magníficas recetas para consentirnos. La idea es tomar la decisión, salir al súper y comprar para uno. O, por supuesto, convertir las recetas para deleitar a la pareja, a los amigos, hijos, hermanos… a nuestros amores.
Como seguimos en la búsqueda, queremos que conozcas a las personas, muchas veces anónimas, que son parte vital de las grandes cocinas: se llaman souschefs y tienen historias que compartir.
Para los enamorados, y los que queremos enamorarnos, elegimos restaurantes maravillosos. Algunos figuran en las mejores listas del mundo, y todos son rincones para vivir experiencias únicas, inolvidables.
Así, este número nos descubre ese lado narcisista; ese espacio amoroso que yo, por lo menos, reservo y tengo siempre dispuesto para los que más quiero y para mí. Aquí no hay soledad, aquí hay mucho amor para uno mismo.
Gaby Rentería
EDITORA
@gabyrenterian